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lunes, 12 de enero de 2015

Campos de fresas (Eva Díaz Romero)



     Sierra i Fabra, Jordi. Campos de fresas. Editorial S.M., Madrid, 143 páginas. ISBN: 84-348-5286-1.
            El autor de esta novela, Jordi Sierra i Fabra, nació en Barcelona en 1947 y empezó a escribir desde muy pequeño al darse cuenta de que a la hora de escribir no tartamudeaba. Es Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y el escritor vivo con más obras publicadas. Además, es un autor solidario, ya que tiene dos fundaciones, una en Barcelona y otra en Colombia, para ayudar a jóvenes escritores.
            Campos de fresas es una novela que trata de un grupo de jóvenes que sale de fiesta y toma drogas. Una de las chicas que forma el grupo cae en coma debido a ello y  a partir de ahí empieza a tejerse la historia. Es una novela, por tanto, que gira en torno a las drogas y que nos engancha porque las sustancias estupefacientes, por desgracia, son un tema de actualidad y del que todos sabemos algo.
            Además, también se toca el tema de la bulimia, la donación de órganos, las típicas relaciones turbulentas entre padres e hijos en la edad de la adolescencia, etc., es decir, Campos de fresas es un libro que por más años que pasen, sigue siendo actual y como es algo que está diariamente en una nuestra sociedad y no nos queda lejos, nos es fácil meternos de lleno en el libro y sumergirnos con los personajes, viviendo cada situación intensa con ellos.
            En esta novela, Jordi Sierra i Fabra sigue fiel a su estilo, utiliza mucho el diálogo para dar mucho ritmo, suele utilizar frases cortas y no hace mucho uso de las descripciones. Esto provoca que el libro sea muy fácil de leer, ya que como va tan rápido te engancha cada vez más y hace que no puedas parar de leer. Además, como no se recrea mucho haciendo descripciones no deja lugar a que te aburras. Así que este estilo junto con los temas de actualidad que toca, es una novela sobresaliente.
            Yo pondría para leer Campos de fresas a alumnos de 1º de la E.S.O., ya que están en una edad próxima a la de los personajes de la historia, y mediante ella intentaría que se diesen cuenta de que no han ni de probar las drogas, porque no traen nada bueno, ya que no se trata de diversión, sino de “bailar con la muerte” como se cita en libro.
             Particularmente, a mí me ha gustado muchísimo la obra porque aborda el tema de las drogas desde las tres perspectivas: desde la del que lo sufre en primera persona, ya que podemos leer los pensamientos de Luciana; desde las personas que están cerca de la persona que consume las drogas, ya que no sólo sufre la persona que consume, sino también su circulo más cercano; y desde la perspectiva del camello, ya que hay capítulos dedicados a dicho personaje y nos explica cómo funciona ese mundillo, que el camello siempre tiene a un cabecilla que es el que los dirige y distribuye la droga.
            Quizás estas tres perspectivas en una misma obra hacen que Campos de fresas sea especial y destaque respecto a otras de su misma temática. Sierra i Fabra sabe jugar muy bien con esas perspectivas y aunque haya capítulos que cada uno hable desde un enfoque distinto, consigue que sigamos el hilo y que no nos perdamos dentro de la historia.
            Otro tema que hemos dicho que se toca en Campos de fresa es la bulimia. Opino que en la adolescencia, muchas veces los jóvenes se guían solamente por la apariencia física y es muy importante hacerles ver que podemos estar más delgados si así lo queremos, pero que eso jamás se debe convertir en una enfermedad, porque la salud es algo muy importante y como nos cuenta Loreto en la obra, puede incluso costarnos la vida. Y lo peor no es eso, lo peor es que esa muerte es buscada, porque si te sale un cáncer es que no había más remedio, pero la bulimia es algo que uno se provoca debido a meterse los dedos para vomitar lo que se ha comido.
            Jordi Sierra i Fabra toca este tema en la obra con mucho tacto y delicadeza y aunque no fuese, o quizás sí, hacernos reflexionar sobre la bulimia y los trastornos alimenticios, lo consigue.
            La donación de órganos también se toca de pasada en Campos de fresas y pienso que no es menos importante, ya que es bueno que nos paremos a pensar que esa donación que a veces no queremos hacer por “no trocear a la persona querida”, como dice la madre de Luciana, puede salvar muchas vidas. Personalmente, aunque de ese tema sólo se den pinceladas, me hace reflexionar sobre lo egoísta que muchas veces puede llegar a ser la raza humana, ya que los órganos después de muertos no nos sirven para nada y podemos hacer que otros sigan viviendo.
            Otro aspecto de la obra que para mí es digno de destacar es el tema de la pandilla, es decir, los jóvenes suelen agruparse en pandillas y esto nos acerca la historia a nuestros lectores. Además, lo que sacamos de positivo de la historia es que a pesar de lo ocurrido y de estar más de uno implicado, todos se apoyan y juntos, como una piña, se unen para ayudar a Luciana intentando conseguir una pastilla. Por tanto, vemos aquí el valor que los jóvenes dan a su grupo de amigos, incluso a veces lo valoran más que a la  propia familia.
            El tema de las relaciones entre padres e hijos en la adolescencia también se toca en la obra, como por ejemplo en el caso de Máximo, y eso puede hacer que nuestros alumnos adolescentes se sientan identificados con los personajes. Además, me gusta el modo en el que Sierra i Fabra toca este tema, porque en el caso de Máximo puede que veamos a los padres de éste como pesados y a la vez pasotas aunque le riñan, porque en realidad no toman medidas respecto a lo que se quejan de su hijo, mientras que en el caso de Loreto, nos encontramos con unos padres preocupados y desvividos por su hija y que en algunas líneas podemos leer como hablan de la confianza respecto a su hija. Como vemos, el autor de Campos de fresas nos da dos posturas y por tanto, no critica a los padres, sólo hace que los lectores se puedan sentir identificados, tanto con el caso de Máximo, como con el de Loreto.
            Para finalizar, sólo quiero señalar que jamás había leído a este autor y me ha parecido un escritor excelente. Me ha encantado su estilo de escritura, la manera en el que relata la historia mediante capítulos con la hora en la que suceden los hechos y no con los típicos títulos de “capítulo 1”, “capítulo 2”, ya que hace que no pierdas el hilo. Estoy segura de que a un alumno de la E.S.O. este libro le puede encantar porque como he estado apuntando, toca muchos temas actuales y desde una perspectiva fácil de entender para ellos, haciéndolos partícipes de los sentimientos de los personajes.
            Es sin duda un gran libro y me quedo con la frase que aparece en los agradecimientos del autor, la cual es dicha por Helen Cousins, una chica que logró despertar después de dos meses en coma, y que me ha llegado muy adentro: “No bailéis con la muerte”. Ésa es la idea que yo saco en claro de este libro. Directa. Dura. Real.





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