Leer
El hombrecito vestido de gris sin
atender a la formación literaria de Fernando Alonso, repleta de relatos
tradicionales de transmisión oral, e impregnada de su perspectiva moral y
humanista de la vida, nos haría entender esta obra como un conjunto de cuentos
destinado para niños, como tantos otros que existen en el mercado. Sin embargo,
conocer las pasiones más importantes de la vida del autor, como que siempre ha
luchado por “conseguir y realizar todas las
cosas que soñaba y me gustaría que también los demás pudieran hacerlo”, nos
ayudan a leer y entender este conjunto de cuentos como una lucha anímica para
alentar a todos los lectores que a él se acerquen, sean niños o adultos, a
alcanzar sus sueños y entender ciertos aspectos humanísticos y morales muy
importantes. Fernando Alonso desea de sus libros que “también sean útiles a los
lectores; que sirvan para animarlos a seguir leyendo; que los impulsen a
conocerse mejor y a quererse más; que dibujen entusiasmo en su mirada y que les
ayuden a pensar que no están solos”
De
este modo, en El hombrecito vestido de
gris encontramos ocho cuentos cortos que siguen el esquema de narración
oral tradicional, y aunque cada uno presenta una temática distinta, todos
terminan con una pequeña moraleja o intención humanística que hace reflexionar
al lector y sentirse animado a luchar por sus sueños. Por ello, podemos decir
que el tema principal de estos cuentos es la esperanza humana de vivir
felizmente y alcanzar aquello que nos proponemos, sea fácil o difícil.
Así,
encontramos en ellos lecciones humanas muy importantes. En el cuento El barco de plomo, Alonso muestra una
lección, consejo o moraleja poco difundida hoy día, que es la de sentirse útil
o hacerse valer entre la multitud de seres y cosas que nos rodean. Aunque lo
ejemplifica con un ser inerte como un barco de plomo, en el cuento éste es un
ser vivo con sentimientos, y al saber que sirve para algo se siente feliz por
primera vez en su vida. El autor lo muestra así de bien:
Entonces,
llegó el hombre que sabía hacer muchas cosas con sus manos y dijo:
-
Este
barco sólo es de adorno. No puede flotar.
Y
lo puso encima de una mesa. El
barquito de plomo se sintió feliz.
¡Servía
para algo!
Y
servir para algo es importante
Encontramos
la misma moraleja en El barco en la
botella, aunque a través de una historia repleta de coincidencias entre
elementos (barcos>cristales>desagües>alcantarillas>mar…):
Y, a partir de aquel momento,
en que sabían qué era cada uno
y para qué servía cada cosa,
pudieron
comenzar una vida nueva,
sincera y libre.
En
El viejo reloj, el consejo emitido es
el de transformarse y cambiar para adaptarse a las variaciones del tiempo. A
través de la historia de la evolución de los números de un viejo reloj, el
autor nos hace comprender que:
Todos los números habían crecido,
se habían transformado, para adaptarse a su nueva vida.
Una
de las lecciones más repetidas en la historia de la literatura y en la propia
vida de Fernando Alonso, es la de la libertad de expresión frustrada por la
prohibición, impuesta por seres injustos y amargados. Este hecho se da en el
primer cuento del libro (El hombrecito
vestido de gris) y en el penúltimo (El
espantapájaros y el bailarín) La posición en primer y penúltimo lugar (son
los cuentos que más se recuerdan, el primero y los dos últimos) de estos
cuentos con esta temática, probablemente se haya realizado así por el autor a
modo de grito por la libertad, ya que es lo que permite que este autor haya
podido escribir y divulgar estos cuentos. Mientras que en el primero quedaba
prohibido cantar, en el segundo quedaba prohibido bailar, expresiones muy
importantes del cuerpo y del alma, ya que a través de ellas expresamos ideas y
sentimientos. Los personajes
protagonistas de estas obras (un hombrecito vestido de gris y un espantapájaros
bailarín) consiguen alcanzar sus sueños (cantar y bailar) enfrentándose a los
seres injustos que les prohíben realizar lo que desean, no obstante, se ven ayudados
por personajes secundarios que les hacen más fácil esa lucha y consecución de
lo deseado, y que pueden interpretarse como padres, amigos, hermanos, o
personas que aparecen por casualidad en nuestras vidas.
Todos
estos cuentos repletos de moralidad están escritos con un estilo sencillo,
directo, cercano a la oralidad y a la tradición. Nos envuelven perfectamente en
un ambiente infantil rodeado de cariño y fuerza paternales y de ánimo para
luchar por nuestros sueños. Y aunque todos los personajes e historias presentadas
en ellos son ficción, el mensaje que cada una de ellas transmite es muy útil e
incluso necesario para la vida real.
Por
la estructura y temática empleada para narrar estos cuentos, pienso que el
lector ideal para ellos sería el niño de entre 7 y 12 años, y el adolescente de
entre 12 y 14 años, ya que los
personajes que en ellos aparecen son bastante ficticios y viven en un mundo
imaginario que, no obstante se aproxima al real, y para ellos supondría el
conocimiento de otros mundos y lecciones útiles para la vida. Los lectores
jóvenes de entre 15 y 18 años pueden desechar estas historias por presentar
personajes ficticios propios de las películas infantiles, sin embargo, creo que
una vez se introdujesen en ellas simpatizarían con los personajes y acabarían
entendiendo la historia y su moralidad perfectamente, por ello creo que puede
ser una lectura ideal para cualquier tipo de lector.
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