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sábado, 10 de enero de 2015

Jacinto Benavente, El príncipe que todo lo aprendió en los libros, (Carmen Mª Díaz Meca)

El príncipe que todo lo aprendió en los libros es una obra de Jacinto Benavente. Este autor nació en Madrid en 1866 y conforma una figura importante en el panorama de la historia del teatro español con su obra Los intereses creados. Benavente abordó casi todos los géneros teatrales, y en sus obras vamos a encontrar representada una amplia galería de tipos humanos. Ganó el  Premio Nobel de Literatura en 1922.
La obra que nos atañe fue publicada en 1909 y es una de las pocas comedias infantiles que se escribieron. En ella se cuenta la historia de un príncipe que ha leído muchísimos libros y que en su primer contacto con la realidad cree que todo lo que ocurre es como en los cuentos. El rey y la reina decidirán mandar a su hijo al mundo exterior para que aprenda cómo es en verdad junto con su preceptor y su ayudante, Tonino.
Llega un punto en el camino en el que este se bifurca; el príncipe decidirá ir por un lado (que acabará en la casa de una vieja que creerá que es su hada madrina), mientras que Tonino irá por otro que acabará en el castillo de la Bella y el ogro. Seguir los preceptos que vienen en los libros, acarreará al príncipe bastantes problemas; sin embargo, estos acabarán resolviéndose y el protagonista acabará casándose con una de las hijas del rey Chuchurumbé.
El príncipe que todo lo aprendió en los libros es una obra placentera de leer, a pesar de que esté dirigida a un público infantil. Como lectora, he disfrutado bastante con ella, ya que es muy ameno y divertido. Considero que cumple todos los requisitos para atraer a un niño hacia su mundo, ya que reúne numerosas cualidades. Esta obra plantea uno de los mayores conflictos que ha existido siempre: ¿fantasía o realidad? Además, enseña el gusto de la lectura.
Como lectora, el mayor valor que encuentro en esta obra es el amor que posee el príncipe por los libros y por la literatura. El protagonista vive en un mundo de fantasía que le han creado las lecturas de los cuentos de hadas (claro referente a Don Quijote); al final de la misma, el príncipe reflexiona acerca de esto, ya que los cuentos de su infancia le han hecho cargarse de valores que lo han ayudado en su vida.
Mención aparte merecen los dos personajes que acompañan al príncipe, ya que simbolizan dos pensamientos bien diferenciados: el preceptor simboliza el conocimiento y amor por la ciencia, frente al conocimiento que tiene el príncipe por los mundos de hadas; Tonito es un criado al que solo le interesa mirar por su bienestar y al que no le preocupa el resto de las cosas.
Este relato nos puede ayudar a trabajar en clase numerosos aspectos como, por ejemplo, los conceptos de la literatura y lectura. ¿Qué consideran nuestros alumnos qué es la lectura?, ¿les gusta leer? El universo en el que nos metemos al leer esta obra de Benavente está totalmente relacionado con los libros y los cuentos de hadas así que ¿por qué no emplearlo en intentar fomentar el interés de nuestros alumnos por la fantasía y la imaginación que provoca el acto de leer un libro?
Como docentes, tenemos que intentar que nuestros alumnos se diviertan aprendiendo; por ello, creo que una lectura dramatizada en voz alta sería la mejor manera de leer esta obra. Además, esta, podemos trabajar la narración y sus elementos: estructura interna y externa, personajes, tiempo y espacio. Empleando una metodología comunicativa, ya que la obra que estamos leyendo nos va a servir como ejemplo continuo a la hora de explicar la teoría. Organizar una representación en clase también puede ser una buena forma de trabajar esta lectura, ya que se trata de un texto breve de fácil entendimiento. Bajo la historia de fantasía que Benavente nos cuenta, se introducen en ella valores educativos y morales.
Mediante la representación de El príncipe que todo lo aprendió en los libros, vamos a conseguir varias cosas: por un lado, esta actividad nos sirve de incentivo para trabajar el género teatral al igual que la narración: el escenario, los actores, los géneros dramáticos, etc. Por otro lado, también estaremos trabajando la compenetración de los estudiantes a la vez que aprenden a trabajar en grupo con sus compañeros. Por último, estaremos innovando a la hora de realizar las lecturas curriculares, puesto que una lectura dramatizada y su posterior representación es una actividad que se sale de lo corriente y probablemente hará que los alumnos se involucren mucho más.

En conclusión, desde mi opinión como lectora considero que este libro es una buena opción para elegir como lectura en los primeros ciclos de la ESO, ya que resulta muy ligero y divertido para los alumnos y nos sirve a nosotros para trabajar en clase aspectos como el género teatral o los elementos de la narración. Es una obra con la que podemos fomentar la animación lectora de una manera activa y lúdica a la vez que trabajamos aspectos teóricos relacionados con la literatura.

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