El príncipe que todo lo aprendió en los
libros es una obra de Jacinto Benavente. Este autor nació en Madrid en 1866
y conforma una figura importante en el panorama de la historia del teatro
español con su obra Los intereses creados.
Benavente abordó casi todos los géneros teatrales, y en sus obras vamos a
encontrar representada una amplia galería de tipos humanos. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1922.
La obra que nos
atañe fue publicada en 1909 y es una de las pocas comedias infantiles que se
escribieron. En ella se cuenta la historia de un príncipe que ha leído
muchísimos libros y que en su primer contacto con la realidad cree que todo lo
que ocurre es como en los cuentos. El rey y la reina decidirán mandar a su hijo
al mundo exterior para que aprenda cómo es en verdad junto con su preceptor y
su ayudante, Tonino.
Llega un punto
en el camino en el que este se bifurca; el príncipe decidirá ir por un lado
(que acabará en la casa de una vieja que creerá que es su hada madrina), mientras
que Tonino irá por otro que acabará en el castillo de la Bella y el ogro.
Seguir los preceptos que vienen en los libros, acarreará al príncipe bastantes
problemas; sin embargo, estos acabarán resolviéndose y el protagonista acabará
casándose con una de las hijas del rey Chuchurumbé.
El príncipe que todo lo aprendió en los libros es una obra placentera de
leer, a pesar de que esté dirigida a un público infantil. Como lectora, he
disfrutado bastante con ella, ya que es muy ameno y divertido. Considero que
cumple todos los requisitos para atraer a un niño hacia su mundo, ya que reúne
numerosas cualidades. Esta obra plantea uno de los mayores conflictos que ha
existido siempre: ¿fantasía o realidad? Además, enseña el gusto de la lectura.
Como lectora, el
mayor valor que encuentro en esta obra es el amor que posee el príncipe por los
libros y por la literatura. El protagonista vive en un mundo de fantasía que le
han creado las lecturas de los cuentos de hadas (claro referente a Don
Quijote); al final de la misma, el príncipe reflexiona acerca de esto, ya que
los cuentos de su infancia le han hecho cargarse de valores que lo han ayudado
en su vida.
Mención aparte
merecen los dos personajes que acompañan al príncipe, ya que simbolizan dos
pensamientos bien diferenciados: el preceptor simboliza el conocimiento y amor
por la ciencia, frente al conocimiento que tiene el príncipe por los mundos de
hadas; Tonito es un criado al que solo le interesa mirar por su bienestar y al
que no le preocupa el resto de las cosas.
Este relato nos
puede ayudar a trabajar en clase numerosos aspectos como, por ejemplo, los
conceptos de la literatura y lectura. ¿Qué consideran nuestros alumnos qué es
la lectura?, ¿les gusta leer? El universo en el que nos metemos al leer esta
obra de Benavente está totalmente relacionado con los libros y los cuentos de
hadas así que ¿por qué no emplearlo en intentar fomentar el interés de nuestros
alumnos por la fantasía y la imaginación que provoca el acto de leer un libro?
Como docentes,
tenemos que intentar que nuestros alumnos se diviertan aprendiendo; por ello,
creo que una lectura dramatizada en voz alta sería la mejor manera de leer esta
obra. Además, esta, podemos trabajar la narración y sus elementos: estructura
interna y externa, personajes, tiempo y espacio. Empleando una metodología
comunicativa, ya que la obra que estamos leyendo nos va a servir como ejemplo
continuo a la hora de explicar la teoría. Organizar una representación en clase
también puede ser una buena forma de trabajar esta lectura, ya que se trata de
un texto breve de fácil entendimiento. Bajo la historia de fantasía que
Benavente nos cuenta, se introducen en ella valores educativos y morales.
Mediante la
representación de El príncipe que todo lo
aprendió en los libros, vamos a conseguir varias cosas: por un lado, esta
actividad nos sirve de incentivo para trabajar el género teatral al igual que
la narración: el escenario, los actores, los géneros dramáticos, etc. Por otro
lado, también estaremos trabajando la compenetración de los estudiantes a la
vez que aprenden a trabajar en grupo con sus compañeros. Por último, estaremos
innovando a la hora de realizar las lecturas curriculares, puesto que una
lectura dramatizada y su posterior representación es una actividad que se sale
de lo corriente y probablemente hará que los alumnos se involucren mucho más.
En conclusión,
desde mi opinión como lectora considero que este libro es una buena opción para
elegir como lectura en los primeros ciclos de la ESO, ya que resulta muy ligero
y divertido para los alumnos y nos sirve a nosotros para trabajar en clase
aspectos como el género teatral o los elementos de la narración. Es una obra
con la que podemos fomentar la animación lectora de una manera activa y lúdica
a la vez que trabajamos aspectos teóricos relacionados con la literatura.
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