El misterio Velázquez, Eliacer Cansino
Dolly Britton Jiménez
El autor de esta obra es Eliacer Cansino, filósofo, sevillano y profesor de instituto con más de treinta años de experiencia. Entre sus obras literarias figuran numerosos títulos de literatura infantil, como Los ojos de Ícaro (1991), El gigante que leyó el Quijote (2005) y Mis primeras leyendas de Bécquer (2008). Pero no es sino la literatura juvenil con la que más ha destacado este autor, obteniendo premios tales como El Premio Ricardo Molina de Poesía, el Premio Internacional Infanta Elena y el Premio Lazarillo, obtenido este último por la obra que se analiza en estas líneas, El misterio Velázquez (1998).
El autor de esta obra es Eliacer Cansino, filósofo, sevillano y profesor de instituto con más de treinta años de experiencia. Entre sus obras literarias figuran numerosos títulos de literatura infantil, como Los ojos de Ícaro (1991), El gigante que leyó el Quijote (2005) y Mis primeras leyendas de Bécquer (2008). Pero no es sino la literatura juvenil con la que más ha destacado este autor, obteniendo premios tales como El Premio Ricardo Molina de Poesía, el Premio Internacional Infanta Elena y el Premio Lazarillo, obtenido este último por la obra que se analiza en estas líneas, El misterio Velázquez (1998).
El
Misterio Velázquez bien podría haberse titulado “El
misterio Pertusato”, pues más que contar la historia del pintor, narra la de
uno de los personajes que aparecen en su cuadro de Las Meninas: Nicolás
Pertusato. Mezclando historia y fantasía con tal destreza que difumina la línea
divisoria entre ambas, Cansino se sirve de los documentos encontrados -escritos
por el propio Pertusato- para contar la historia de este muchacho italiano y, a
su vez, responder con imaginación a los interrogantes que este personaje ha
suscitado a lo largo de los siglos.
En la obra, Cansino da
voz a Pertusato quien, a modo de explicación -o mejor dicho, de confesión-
cuenta su historia desde su nacimiento, en un estilo que podría recordarnos al
usado por el pícaro de Tormes. Huérfano de nacimiento y perteneciente a una
familia de clase acomodada italiana, con tan solo seis años, Nicolasino es
trasladado a España para ser uno de los enanos que sirvan a la Corte Española.
Durante sus años de formación Nicolasillo (que es como le llaman desde que
llega a España) demuestra su validez para memorizar y recitar versos y aprende
a hacerse respetar pese a ser un niño y haber nacido enano.
Ya convertido en
sirviente de los reyes, una concatenación de hechos y su amistad con
Maribárbola (la enana pintada a su izquierda en Las Meninas) llevan al joven
Nicolasillo a conocer al pintor Diego Velázquez, en el estudio del cual topa
con un importante y misterioso personaje, Nerval. Gracias al gusto de Nerval
por los versos de Dante que Nicolasillo recita, el enano se gana su favor y
termina por servir en casa de Velázquez mientras éste realiza su obra maestra
(en la cual, y por mediación expresa de Nerval y del Rey Felipe IV, aparecerá
el muchacho en primer plano y a la derecha del mismo).
A partir de ahí, con un
lenguaje acorde a nuestros días pero con el deje típico de la época en la que
sucede la historia, Cansino narra, sin escatimar en descripciones, una idea
fantasiosa de cómo Velázquez ideó la estructura de Las Meninas tras hacer un
pacto con quien, se insinúa, es el diablo: con Nerval.
Mediante una secuenciación
lineal de los hechos que vive Nicolasillo hasta la muerte del pintor, Cansino
transmite la información que Nicolás Pertusato redactara en los documentos
históricos de que se disponen actualmente. Así, Pertusato explica por qué
Velázquez aparece en el cuadro con la Curz de Santiago, mientras Cansino da su propia explicación a hechos que los
historiadores aún no han podido aclarar con exactitud, como por qué Nicolás
parece un niño en el cuadro en vez de un enano y quién es el hombre de cara
borrosa que aparece junto a Doña Marcela de Ulloa (véase la siguiente imagen).
Dado que la trama del
libro no ofrece tanta intriga como quizás se hubiese pretendido, no se trata de
de una novela que enganche al lector desde el principio, sino que es más bien
al final cuando se pone interesante. Por otra parte, cabe tener en cuenta que
en el currículo escolar no entra el estudio de la pintura hasta Bachillerato.
Estos dos aspectos me hacen concluir que este libro sería adecuado para alumnos
de Bachillerato (pues hay más posibilidades de que tengan nociones de arte) o
para alumnos de 4º de ESO, pues les sirve de aperitivo para la asignatura de
Historia del arte. Además, independientemente de si escogen esa asignatura
optativa o no, considero que en esos cursos los alumnos ya tienen una
maduración lecto-literaria suficiente como para continuar con la lectura de
algo que no es a priori fantasioso o que no tiene mucha acción hasta bien
entrados en la narración.
Tras lo mencionado,
solo queda destacar el mayor atractivo de esta novela: el autor sumerge al
lector en una historia mitad cierta, mitad fantasiosa, a través de la cual no sólo se descubren
costumbres y modos de vida del s.XVII, sino que también se despierta el interés
por la obra de uno de los pintores más importantes de todos los tiempos, Diego
Velázquez, y sobre la historia y misterios que, aún a día de hoy, hay detrás de
su gran obra, Las Meninas.
graciassss
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