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miércoles, 14 de enero de 2015

Memorias de una vaca. Ana María Draghia

MEMORIAS DE UNA VACA

de Bernardo Atxaga


Atxaga, Bernardo (1992). Memorias de una vaca, Madrid, SM, Colección Barco de Vapor, 176 págs. La presente obra, originalmente escrita en euskera por Bernardo Atxaga, fue traducida al castellano por Aránzazu Sabán.

Escondido tras el pseudónimo “Bernardo Atxaga” se encuentra el guipuzcoano Joseba Irazu Garmendia, nacido en Ateasu (Guipúzcoa) a mediados del siglo XX (1951). Tras desempeñar a lo largo de su juventud multitud de trabajos —tan variopintos como el libro que vamos a reseñar—, acabó por erigirse como una de las figuras más representativas de la literatura en lengua euskera. Entre las obras que lo configuran como uno de los creadores más originales se encuentran Poemas & Híbridos, Cuentos apátridas o Dos hermanos. Asimismo, cosecha una multitud de premios, como el de la Crítica por Dos hermanos (1985) o el Premio Nacional de Narrativa por Obabakoak (1989).

El acercamiento del escritor al tratamiento de la Guerra Civil española, centrada en el País Vasco, tuvo su influjo en varios y diversos factores, pero destaca, sobre todo,  la lectura de El abrazo de los muertos (1970) de Jose de Arteche, que acabó por convertirse para el autor en la mejor novela escrita sobre el devastador momento histórico. Su propósito, pues, al escribir Memorias de una vaca, era, principalmente, dar cuenta de la deplorable situación a la que tuvo que hacer frente la sociedad, así como el silencio, el miedo, la ceguera y la lucha. Para ello, entregó su voz a un personaje, cuando menos, peculiar, que narra sus vicisitudes con un lenguaje plagado de ironía, toques de humor y un repertorio de proverbios vacunos que arrancan sonrisas y también reflexiones al lector.

Mo, la vaca nacida en los bosques de la casa Balanzategui, rememora y cuenta su propio viaje; un viaje que trasciende por los derroteros de la Guerra Civil y que acaba por llevarla desde el centro del problema e inicio de sus días, hasta el convento y el, cada vez más próximo, final de su larga existencia. En el transcurso de estas aventuras que suman un total de 176 páginas (aprox.), conocemos a un conjunto de personajes que forman parte, de manera irremediable, de las memorias de nuestra vaca vasca. Sumida en la apaciguada vida que llevan todas las vacas de Balanzategui se mantiene al margen de los extraños sucesos que tienen lugar en las inmediateces de su hogar. Sin embargo, empujada por su voz interior, El Pesado, así como por La Vache —una vaca con espíritu de jabalí—, acabará por despertar de la ensoñación de la que había sido presa, y la estupidez que le había nublado el entendimiento dará paso a una revelaciones preocupantes sobre el devenir de los acontecimientos. Una vez desvelados todos los secretos de su casa y sus amos, y después  de que estos sean presos por ofrecer sustento al bando enemigo, Gafas Verdes —el villano de la historia— cede a dos de sus hombres las propiedades de los Balanzategui. Esto supondrá la huida de Mo y La Vache del lugar, lo que acabará con la incorporación de La Vache a una manada de jabalíes y con el encuentro de nuestra protagonista con Pauline Bernardette, la monja que la cuidará de ese momento en adelante.

La historia se organiza en nueve capítulos más un glosario en el que se aclaran algunas de las cuestiones idiomáticas o culturales que han podido no entenderse durante la lectura. El primero de los capítulos es introductorio: se presenta a Mo y al Pesado y, a su vez, se revela el porqué de la escritura de las memorias. La sucesión de los capítulos siguientes —del 2 al 8— constituyen el núcleo de la historia: el nacimiento de la va, su crecimiento en el establo de Balanzategui, el descubrimiento de los secretos de sus amos y la huida final. En el último de los capítulos, regresa al momento presente y hace un reflexión sobre el decurso de su vida, convirtiéndose este capítulo, así, en la conclusión del libro. Por consiguiente, Memorias de una vaca presenta una estructura clásica organizada en introducción, desarrollo y desenlace.

En cuanto a los aspectos que trata la obra, y que hemos dejado entrever a lo largo de toda la reseña, destacan el afán de libertad (la propia Mo quisiera huir de su voz interior en ocasiones), de la búsqueda de uno mismo (como ocurre con La Vache), de renunciar a la ignorancia (abandona el pensamiento popular —el del resto de las vacas—y apuesta por el suyo propio), de las aventuras y las desventuras, de la amistad, de la reflexión y la historia del hombre que se materializa en la historia del animal.


Para concluir, a modo de valoración personal, considero que se trata de una obra que, gracias a una originalidad cada vez más inusual, plantea la problemática de la Guerra Civil desde la incertidumbre que sobre ella podría sentir cualquier persona, pero, y sobre todo, cualquier niño o joven. Su estilo sencillo, y el humor que desprende, sumerge al lector en una historia dibujada sobre la libertad de pensamiento. Es por estos motivos, entre otros, por lo que considero que se trata de una novela perfecta para acercar a nuestros alumnos a una realidad histórico-social que no queda tan lejos como tantas veces intentamos hacer ver. Pero, además, les otorgaremos una historia diferente con personajes peculiares y un escenario en el que podrán dejar volar su imaginación más allá de las fronteras de la lectura informativa. 

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