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jueves, 22 de enero de 2015

El Polizón del "Ulises" / Claudia Castellanos Tamayo


Título: El polizón del Ulises
Autor/a: Ana María Matute
Editorial: Lumen
Lugar de edición: Barcelona, España

¿Por qué dormir pudiendo soñar?

“Todos los niños del mundo, menos uno, crecen”, con estas reveladoras palabras, Ana María Matute da inicio a su obra El polizón del Ulises. Haciendo referencia a Peter Pan, la autora de este libro nos recuerda que esta era sólo la historia de un muchacho que un buen día creció.  

Ana María Matute, Premio Lazarillo 1965, nació en Barcelona el 26 de julio de 1925 y falleció el 25 de junio de 2014. Su vida estuvo marcada por la literatura y se inició en la escritura a muy temprana edad. Fue miembro de la Real Academia Española, donde ocupó el asiento k, y la tercera mujer que recibió el Premio Cervantes, obtenido en 2010. El polizón del Ulises es una obra de referencia en la literatura infantil española y, tal y como indica en sus primeros párrafos, pudo ocurrir hace cien años, dentro de otros cien, ayer u  hoy, esto se debe a que los hechos que narra son simplemente la vida de este niño que en sus páginas veremos crecer. Fue publicada por primera vez en la colección Grandes Autores de la editorial Lumen.
Todo comienza cuando en la puerta de tres señoritas burguesas: Etelvina, Leocadia y Manuelita, dejan abandonado a un indefenso bebé. Estas hermanas, tras descubrir que el niño fue abandonado por unos gitanos, decidieron adoptarlo y en consecuencia criarlo.
Etelvina, Leocadia y Manuelita eran mujeres muy diferentes, las tres solteras y con aficiones tan distintas como sus personalidades. El niño, llamado Marco Amado Manuel, y apodado cariñosamente Jujú, fue criado y educado por sus nuevas tías. Pronto Jujú dejó de ser un bebé y se convirtió en un niño alto y moreno, educado en casa por la tía Etel, influenciado por el amor a la literatura e imaginación de la tía Leo, y con la fuerza y virilidad inculcada por la tía Manu. Hasta aquí todo perfecto, era la historia de un niño normal, con una vida sin nada fuera de lo común, pero dentro de la rutina diaria de Jujú, la hora de la siesta no era precisamente para dormir. Es aquí cuando la historia se llena de magia y nos traslada a un escenario de fantasía e ilusión.
El desván se había convertido para Jujú en su gran velero, El Ulises, este era su reino y allí él era el capitán. Pero el marinero no estaba sólo en su navío, contaba con una tripulación de lujo, integrada por Contramaestre (un pequeño perro negro), Almirante Plum (un gallo) y Señorita Florentina (una perdiz amaestrada por la tía Leo). Más tarde, se incorporó a la tripulación Remo, un potrillo que le regaló la tía Manu.
Quizá la influencia de la tía Leo, con sus libros y sus historias de grandes viajeros, hizo  mella en la forma de pensar del protagonista, que sentía la ferviente necesidad de explorar el mundo que fuera le esperaba.
Poco después, su tripulación sufrió un ligero cambio. Jujú había encontrado en el cobertizo a un fugitivo que había huido del destacamento y por el que todo el pueblo estaba en vilo. Mas el niño no lo trató como un maleante, el hombre le pidió ayuda y Jujú sentía la necesidad de encubrirlo. Por ello, además de alimentarle y curarle lo llevó a su velero y le convirtió en polizón del Ulises. El niño descubrió que su “invitado” era un marinero que ansiaba volver a su barco, ¡un barco de verdad! Ambos planearon su huida, Jujú quería conocer mundo, navegar por lejanos y desconocidos lugares. Tras la recuperación del fugitivo decidieron partir hacia su destino, pero el gran día las cosas no salieron como el capitán del Ulises esperaba, su polizón no se presentó en el sitio acordado, se sintió traicionado por su camarada; ¿Qué había podido pasar? El valiente protagonista no se acobardó y decidió cruzar el río en busca del fugitivo. No desvelaré el final, sólo mencionaré que fue un acto de fidelidad y amistad hacia el gran capitán.
Jujú despertó  en casa, sin saber que había pasado, pero al final comprendió  que su compañero de viaje no le había abandonado y que no permitiría que el Ulises se quedara sin su capitán.
Esta obra ofrece una lectura fluida y entretenida, sirve como gancho perfecto para aficionar a futuros alumnos  al placer de leer.  En lo que a literatura infantil se refiere, este libro resulta ampliamente útil. A lo largo de sus páginas encontramos muchísimos valores morales y sociales que sirven de ejemplo a los jóvenes lectores. Entre ellos la solidaridad, la amistad y el amor a los animales. El protagonista, bajo las órdenes de la autora,  consigue hacerse con el cariño de los lectores, ya sea por su inocencia o por su gran imaginación, que nos recuerda que da igual la edad que tengamos, siempre podemos soñar.

domingo, 18 de enero de 2015

El polizón del Ulises, de Ana María Matute. Por Jesús Muela Bernabéu

Esta obra es considerada de iniciación: la historia gira en torno a un niño, de nombre Jujú, el cual es abandonado después de su nacimiento frente a la puerta de una casa. En dicho domicilio viven tres señoritas, Etelvina, Leocadia y Manuelita, las cuales aceptarán al retoño en su familia y le educarán para que pueda tener provecho en el futuro. Una vez ya se ha convertido en un muchacho, Jujú adopta el rol de muchacho trabajador, sincero, obediente... pero también algo entusiasta y soñador, como corresponde a su edad. Esta fantasía se verá reflejada en el desván de la casa, que transformará en su velero particular, bautizado como el Ulises.

Resulta de vital importancia para la comprensión de la obra atender a este hecho, pues, además de comprender parte del título del libro, el desván que ha sido transformado por Jujú será el protagonista de gran parte de la aventura, puesto que el niño pasará allí grandes períodos de tiempo, acompañado de animales, a los cuales el niño considerará sus únicos amigos. Estos animales son personificados por el niño, que les pondrá nombre: un perro negro llamado Contramaestre, un gallo llamado Almirante Plum y, finalmente, una perdiz adiestrada por la tía Leocadia, llamada señorita Florentina.

El desván, lugar cotidiano donde se guardan los objetos, se ve convertido en un velero en el cual Jujú es el capitán, y en él los participantes viven aventuras inventadas por el propio muchacho, a las cuales se sumará un nuevo miembro, el “polizón”. Una vez el muchacho cumple 14 años, una noche de especial frío, el muchacho es enviado al cobertizo para recoger más leña, es entonces cuando se encuentra con un hombre, herido y enfermo, el cual atrapa al perro y amenaza con matarle si no le trae víveres y vendas. El chico, asustado, se apresura a obedecer, y finge estar enfermo para que sus tías le traigan lo necesario. Una vez conseguido esto, aloja al desconocido en el desván, proporcionándole comida y refugio, puesto que se descubre que su invitado es un prófugo de la justicia.
Esta relación, que empieza siendo tensa y dolorosa (el hombre amenaza con matar a uno de los mejores amigos del muchacho), prospera de forma notable, ya que el hombre comienza a contar al chico anécdotas y viajes por el mundo mientras se recupera. El muchacho, anhelante de nuevas experiencias, le ruega ir con él una vez se recupere, dado que el hombre afirma ser marinero. El muchacho quiere mucho a sus tías, pero considera que la vida rural no está hecha para él, y desea salir a ver mundo y a vivir las aventuras que él mismo imaginó a los mandos de su Ulises. El hombre, confiado ante el hecho de que el niño no le ha delatado, acepta llevarle con él, quedando en la cabaña donde se encontraron por primera vez para la escapada. Una vez el muchacho llega, se da cuenta de que el hombre le ha engañado, y decide ir a vengarse de él. Decidió lanzarse al río para atravesarlo, pero este era bravo, y comenzó a ahogarse. El hombre, que no estaba lejos de allí, escuchó los aullidos del perro y se lanzó raudo a salvarlo. Acto seguido, lo llevó a su casa y le dejó una carta, en la cual profesaba el valor del muchacho y reafirmándolo como capitán del velero Ulises, alegando que sus tías y el propio barco lo necesitaban. Debido a esto, el hombre fue capturado por la guardia. Finalmente, el muchacho, decidió quedarse en la casa siguiendo el consejo del prófugo, afirmando que se sentía <<más alto, más fuerte y más sabio>>.

Esta obra posee una gran utilización como introducción a la lectura puesto que, además de explicar una trama sencilla con un final adecuado, consiste en un compendio de valores que los lectores más jóvenes pueden aprovechar. En esta lectura entran en juego valores como la solidaridad, la fuerza y el valor de la imaginación como herramienta, el amor y el respeto hacia los animales, la justicia, los sentimientos... A su vez, cada personaje nos muestra un elemento que, siendo unidos, configuran al personaje de Jujú: sus tías le enseñaron, entre otras cosas, la lectura y la escritura, buenos modales, amor a la naturaleza, el valor del trabajo, el oficio, etc. Por otro lado, dejando de lado la brusca aparición del prisionero y el dejarle tirado cuando quedaron en escapar juntos, demuestra ser buena persona cuando, sin tener que hacerlo, se lanza a salvar al muchacho al río, aún a sabiendas de que por ello sería descubierto por la guardia y capturado. En este caso, se aprecia el sentimiento de justicia, pero no de justicia de la guardia, sino que el hombre decide llevar al muchacho a su casa a pesar de ponerse en peligro. El lector puede apreciar valores como la tolerancia, el respeto, el amor y la estima de uno mismo y ajena, elementos que parecen ser diezmados cada día y que tan importantes consideramos para la formación (y consolidar el hábito lector) de los jóvenes.


Para finalizar, me gustaría expresar mi opinión personal sobre el libro en cuestión. Personalmente, el libro me ha resultado muy provechoso, debido a que el contexto en el que está sumergida la historia me interesa mucho. Además, como lector experimentado, me gusta la forma que presenta Ana María Matute en enganchar al receptor del libro a través de la fantasía de un muchacho que transforma un simple desván en un velero en el cual, con sus amigos animales, vive aventuras extraídas de su pura imaginación. Esto obliga al lector a estar pendiente en la historia, además de que es muy difícil no simpatizar con el muchacho debido a la inocencia que presenta en su infancia, y permite disfrutar de la lectura de una obra sencilla, interesante y provechosa, de cara al público infantil y juvenil. Es un buen libro para comenzar a desarrollar ese hábito lector en los jóvenes, en mi opinión. 

viernes, 16 de enero de 2015

El polizón de Ulisis de Ana María Matute por Tamara López Penalva

Tratándose de una obra de la escritora Ana María Matute (1926-2014), no nos extraña encontramos en El polizón del Ulises con un ambiente infantil, emocional y delicado, ubicado en un entorno rural y bucólico, propios de su literatura. Y es que toda la literatura infantil y juvenil – y muchas de sus obras para adultos-  de esta autora, está basada en las experiencias de la niñez, el ambiente rural, y la realidad transfigurada por lo imaginativo, lo lírico y lo sensorial.  De este modo,  El polizón del Ulises se ubica en un paraje rural, presenta como protagonista a un niño, y la imaginación y los sentimientos abarcan y completan toda la historia. 
El relato narra la niñez de Jujú, un niño abandonado en la casa de las tres señoritas- tres hermanas llamadas Etelvina, Leocadia y Manuelita- un día de primavera, y cómo va forjándose en su entorno un mundo de amor, estudios y trabajos campesinos, dados por las tres señoritas (a las que él llama tías), junto con un mundo de imaginación y literatura, dado por su propia personalidad.  Aunque el título no nos aporta nada al principio de la historia, en el nudo de ésta reconocemos su significación y le damos a Jujú las características propias del joven que está creciendo en él: su deseo de convertirse en el capitán de un barco le hace ser un niño atrevido, sin miedo, valiente, fuerte y romántico (entiéndase romántico en el sentido decimonónico), que en el paso a su juventud le hará correr una aventura arriesgada para un chico como él, todavía anclado en la infancia, muy a su pesar.  Esta aventura consiste en refugiar a un preso que se ha escapado de la cárcel en pleno invierno, y abastecerlo de comida y medicamentos, ya que está herido. El preso pasa a ser el polizón del “Ulises”, el barco (imaginado) de Jujú, que no es ni más ni menos que un desván repleto de recuerdos antiguos (mapas, catalejos, cartas de navegación del abuelo, bisabuelo y tatarabuelo de Jujú). A su vez, el polizón le aporta a Jujú historias maravillosas sobre aventuras en el mar, islas magníficas repletas de buenas gentes, e ideas románticas sobre la vida en los grandes océanos.
Todo ello crea en Jujú una vida alternativa, real e imaginativamente, ya que en la realidad escapa siempre que puede de su vida cotidiana para ayudar al polizón, e imaginativamente porque se pasa la mayor parte de su tiempo imaginando una nueva vida en el mar, como un capitán real.
Por su estructura narrativa y el orden cronológico que sigue la historia, podemos clasificar este relato como un cuento tradicional, y principalmente porque ofrece una presentación, un nudo y un desenlace, protagonistas, antagonistas (el policía que quiere encontrar al polizón) y una moraleja final (Cada uno pertenece a un lugar y debe cuidar a su familia)
El estilo utilizado por Ana María Matute en este relato es sencillo y directo, propio de los cuentos tradicionales; además, la inserción en el ambiente de éste es muy posible gracias al descubrimiento de los pensamientos y actos de Jujú en cada momento de la historia. La simpatía por este chico nace en el lector desde un principio ya que, Matute lo describe física y psíquicamente de una manera muy cuidada y minuciosa. La presentación del resto de personajes y de acontecimientos se narra pensando en un lector joven que necesita leer y/o escuchar explicaciones detalladas que tienen que ver con su mundo (lugar propio-el Ulises-, familia atenta, etcétera), lo que lo hace un cuento muy cercano.
Aunque sabemos que la historia aquí narrada es ficción, su base es real, ya que el lugar y los hechos sucedidos en ésta pueden existir y darse en la realidad. Nos encontramos así ante un relato bastante convincente. Son destacables las minuciosas descripciones de caracteres, que aportan una gran verosimilitud a la obra, pudiendo incluso llegar a identificar a alguno de los personajes de ésta con una persona real. 
De este modo, El polizón del Ulises es una obra recomendable de leer tanto por niños como por adultos; en primer lugar porque está bien escrita; en segundo lugar porque el mundo y los personajes presentados en ella muestran características especiales que agradan a cualquier tipo de lector; y en tercer lugar porque la descripción e inserción en el mundo de la infancia es total, y la gran aventura que corre Jujú es un buen ejemplo de coraje y solidaridad, idóneo para seguir por todos.

Por último,  creo que el lector propicio para esta lectura sería el joven de entre 11 y 13 años que se encuentra a medio camino entre la infancia y la adolescencia, y necesita comenzar a actuar por sí mismo. Pienso que Jujú es un buen ejemplo para estos jóvenes que están comenzando a ser adolescentes, y necesitan tomar decisiones propias. La decisión de Jujú de ayudar a un polizón y de escapar de su hogar ayudarán a estos jóvenes a reflexionar sobre la solidaridad, los valores familiares y la independencia de pensamiento y física, es decir, aquella que implica separarse de la familia.

martes, 13 de enero de 2015

La infancia perpetua, reseña de la obra de Ana María Matute "El polizón de Ulises". Luis Baeza Andreu

Ana María Matute es la abuela que todo niño desearía tener, esa sabia mujer de pelo blanco que calienta el corazón con las palabras, con su mirada verdadera hacia todas las cosas. Ana María Matute murió hace muy poco y muchos lectores hemos sentido esta pérdida como propia. Su voz nos llega como una certeza desde las páginas; sus historias están llenas de ternura y de imaginación. Leer a esta escritora es aprender a crecer, conocer los mecanismos más sutiles a través de los cuales se desarrolla la vida. Su literatura está llena de eso, de esa verdad inagotable.
En alguna intervención pública, la autora barcelonesa, Premio Cervantes y miembro de la Real Academia hasta su fallecimiento, insistió en la importancia de que nos creyéramos sus historias, sus personajes, la vida que ahí había creado, porque lo había escrito, porque eran verdad, decía. Y es eso, precisamente, lo que resltaba al inicio de esta reseña: que de sus cuentos, de sus novelas, saltan a la realidad personajes vivos. Leer a Matute es asomarse a una ventana, dar un paseo, mirar alrededor.
La infancia es un tema central en su obra. Y es que ella siempre fue una niña. “Nunca me he desprendido de la infancia, y eso se paga caro. La inocencia es un lujo que uno no se puede permitir y del que te quieren despertar a bofetadas”, explica en una entrevista para el diario El País. Matute, la niña de cabello blanco, la niña para siempre. Por eso es que la escritora atrapa a tanta gente, y de tantas edades, y por eso es que sus cuentos se pueden leer desde la madurez de la edad adulta, desde la inexperiencia de la niñez o desde las turbulencias de la adolescencia.
Creo que leer a Matute en la educación secundaria es una experiencia inolvidable. Por un lado, los alumnos leen literatura de calidad, de una autora de referencia en nuestro país y en el mundo. Y, por otro, los estudiantes pueden disfrutar de historias cargadas de imaginación, de mundos nuevos pero a la vez cercanos, una mezcla entre fantasía y realidad. Esa magia. Ese mundo fabricado, como ella misma dice: “el mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo realidad”
Podríamos animar a nuestros estudiantes a que lean cualquiera de sus cuentos, incluso su libro Los niños tontos, obra que se merece tener en cuenta por diversos motivos y que, más adelante, reseñaremos. Y, por eso, como toda su obra podría ser perfectamente válida para nuestro fin (que los alumnos lean y disfruten con la lectura), hemos elegido una de ellas, El polizón de Ulises.
El Polizón de Ulises es una historia que trata, esencialmente, de un niño que crece, tal y como dice la narradora al inicio del cuento. Es una historia en donde la infancia, el vitalismo y la inocencia de esta etapa, tienen mucho peso. Es una historia que habla de la frescura de la niñez  y de la mirada sin prejuicios en un mundo de adultos, de adultas concretamente, un mundo femenino.
El cuento empieza cuando unos gitanos abandonan en la puerta de casa tres señoritas, las hermanas Etelvina, Leocadia y Manuelita, un cesto con un bebé. Las tres hermanas acuden, prestas, al alcalde para contarle lo que ha ocurrido. Se emprende entonces una búsqueda pero resulta infructuosa ya que los presuntos responsables del bebé no aparecen y es entonces cuando las señoritas deciden hacerse cargo del pequeño, al que deciden llamar Marco Amado Manuel pero a quien, finalmente, todo el mundo llama Jujú.
El niño recibirá una educación distinta por parte de cada una de las mujeres, todas ellas solteras, ya que cada una tiene una dedicación y sensibilidad diferente. El niño aprenderá allí, en casa, y crecerá sin amigos, acompañado, eso sí, de un perro al que llama Contramaestre, de un hermoso gallo, Almirante Plum, una perdiz, y muchos libros.
Es interesante este libro, como se ve, porque en el mismo se hace referencia, de forma implícita, a la importancia de la lectura ya que la historia gira en torno a un niño que ha leído mucho y que crea su propio universo a través de las historias de aventuras. Convierte, así, el desván de la casa en un velero, el Ulises, en donde se desarrollan todas las pericias que el pequeño inventa. Otro amigo se suma a lo largo de la narración, una yegua, Colorina, que su tía Manu le regala. En un momento de la historia, el niño se encuentra con un hombre herido, a quien ayudará, coaccionado, tras haberlo amenazado con matar a su perro. El niño esconderá al huido en su estancia secreta, a su polizón, y allí irá redactando su Diario de a bordo, el libro dentro del libro. Juntos entablarán una amistad y planearán, incluso, una huida. Pero las cosas no sucederán como estaban previstas.
Amigos imaginarios, estancias secretas, animales humanizados, viajes llenos de fantasía; como vemos, una historia moderna con tintes clásicos, una narración que nos lleva a lo mejor de la literatura.
            El polizón de Ulises es una historia llena de luz, que pone de relieve el valor de la solidaridad ya que vemos cómo las señoritas se hacen cargo del niño, el valor de la amistad con esta relación del huido y el pequeño, el amor hacia los animales y la relación entre los adultos y el niño, esa confrontación de mundos, ese desdoblamiento de la realidad.
En cuanto a la estructura y disposición de los capítulos hay que decir que estos son breves episodios, en los que se habla de un suceso determinado. Esta división encabezada con un título (“Así vivía Jujú en el Ulises”, “Jujú recibe un susto”…)  bastante práctico para el alumno ya que, en todo momento, estará orientado por si abandona la lectura y la retoma en otro momento.
Siguiendo con la temática de los niños y el mundo de la infancia, merece la pena considerar la obra de la misma autora Los niños tontos. En este caso, se aúna lirismo y crudeza. Los niños tontos puede ser leída de dos formas: con una mirada adulta o con una mirada infantil. Se trata de una colección de cuentos muy breves en donde la historia nos habla de personajes débiles, maltratados por la vida: niños tontos. Este acercamiento a la infancia desde su lado más terrible, solitario y oscuro, enriquece nuestra visión acerca de esta etapa y, de igual modo, resulta muy interesante mostrar estos textos a nuestros estudiantes.
Leer a Ana María Matute debe ser una tarea obligada. Leer a Matute es como sentarse cerca de una hoguera y escuchar ese cuento que siempre quisimos que nos contaran lentamente, una historia llena de vida y de verdad.


El Polizón del Ulises (Laura Almodóvar)

El Polizón del Ulises, obra de la recientemente fallecida Ana María Matute, quien desde su primera infancia ya se dedicaba a escribir y a ilustrar sus propios cuentos, es una obra clave de la LIJ, Premio Lazarillo en 1965 y publicada por primera vez en la colección Grandes Autores de la editorial Lumen.

Desde un primer momento, la autora expone cómo contará la historia de un niño que, simplemente, creció. Así es, aparentemente, si nos dejáramos llevar por esta primera toma de contacto con el protagonista, probablemente tomaríamos la determinación de abandonar el libro, ya que la trama no tiene pinta de ser muy interesante: el día a día de un niño cualquiera, todos hemos pasado por esto ¿no?
Siento decir que llegar a este pensamiento es una total equivocación. Jujú, el protagonista de este libro, no sólo lleva tras de sí una gran historia cargada de fantasía, travesías marítimas, hallazgos inesperados y viajes interminables surcando mares imaginarios junto a sus compañeros de viaje, sino que, por el simple hecho de ser tal cual es, provoca en el lector cierta cercanía y ternura. Se trata de una obra de progreso, del paso de la niñez a la adolescencia y de las inquietudes que el propio protagonista comparte con nosotros.

A Jujú le conocemos desde sus primeros días de vida, ya que la historia comienza en el momento en el que es abandonado dentro de una cesta en la puerta de la casa de tres señoras hermanas. El hallazgo provocará un vuelco en la vida de éstas, acostumbradas a vivir para sí mismas, sin niños a los que criar ni maridos con los que compartir la vida. Sin pensárselo dos veces, le acogerán y le propiciarán una vida totalmente feliz, llena de regalos y cariño y del mismo modo, le enseñarán a cómo llegar a ser un hombre culto y preparado en las labores de labranza.

En ningún momento tenemos constancia de la localización de la finca o el pueblo, ni de la fecha en la que se desarrollan los acontecimientos, aunque sabemos que se trata del s.XX. ya que, por ejemplo, esto lo comprobamos en el diario del pequeño Jujú, diario que, al fin y al cabo, viene a ser el diario de a bordo de su lugar de recreo: el barco del Ulises.

En éste lugar, tendrán cabida la gran mayoría de los acontecimientos y aventuras de nuestro protagonista. Quién, a raíz de pasar las horas muertas en el desván de la casa, llamado el Ulises, descubre un apartado secreto que conduce a un pasadizo que se comunica con el huerto de la finca.
Este será su valor más preciado, su barco, su Ulises. Allí, el poder de la propia imaginación del niño explorará los lugares más insólitos que uno pueda figurarse. Las horas se le pasan sentado en su sillón de Capitán, leyendo, devorando libros y alimentándose de cada historia que estos le muestran.

Pienso que esta imaginación tan embaucadora y su gran afán por leer provocan en los jóvenes lectores, cierto interés por los libros y por recrearse con ellos.  Del mismo modo, estos deben verse reflejados en Jujú, porque al fin y al cabo, tienen el mismo ímpetu por aprender, por tener nuevas experiencias, por llevar la contra a sus superiores, y por otro lado, también necesitan equivocarse, llevarse decepciones, como le ocurre a Jujú con el Fugitivo, pero siempre volver a levantarse.

Es en esta parte donde me gustaría profundizar para finalizar. En el libro, otro de los valores clave, aparte de la imaginación, es la amistad. Esa amistad pura propiciada por la confianza que desprende Jujú hacia sus animales y sobre todo, hacia el Fugitivo, en quien confía plenamente a pesar de que finalmente termine engañándole. En este punto tiene lugar el paso de la niñez a la adolescencia del protagonista. Incluso la autora lo hace ver de forma sutil al marcar que “sus tías le compran ropa nueva porque Jujú ha crecido”. Pienso que es aquí donde los jóvenes también podrían sacar un buen partido de la enseñanza del libro. La adolescencia es una etapa difícil, se producen muchos cambios, y la propia persona es consciente de ello. No sólo físicamente, si no también intelectualmente. Se tiende a necesitar estar con los amigos, reflexionar con ellos y muchas veces, aquellas personas a las que se les consideraba amigos dejan de serlo sin más.