Escenarios fantásticos (1995), de Joan Manuel Gisbert. Por Virginia Tello Sánchez
Ya desde la primera página de Escenarios fantásticos (1979), Joan Manuel Gisbert, autor catalán
convertido ya en un clásico de la literatura infantil y juvenil, mantiene
enganchado a su joven lector.
Gisbert, ganador de numerosos premios
literarios, como el Premio C.C.E.I el mismo año de publicación de la obra que
vamos a analizar, ha recibido distintos galardones literarios. Quizá el más
especial en el campo de la literatura juvenil e infantil, este autor figura en
la Lista de Honor del premio que hemos nombrado anteriormente. Y es que, Escenarios fantásticos, ilustrada por
Miguel Calatayud es clara merecedora de tal galardón.
Esta novela, dividida en tres partes o
capítulos (“Jardines del dirigible”, “La danza de las imágenes gigantes” y “El
parque de atracciones del Arco Iris”) nos cuenta, de la mano del periodista
Nathaniel Maris ―en el segundo y tercer capítulo― las aventuras y desventuras
del gran mago Demetrius Iatopec.
A lo largo de la primera parte, el autor
nos sitúa en el primer escenario fantástico. Tras derribar una vieja fábrica,
aparece de la nada, un espejismo que la representa. Dionisio Leganés, quien
había admirado desde siempre tal edificio y sobre el que imaginaba numerosos
crímenes que él mismo resolvía, se maravilla de la aparición de tal fenómeno.
Es este momento en el que la fantasía comienza en Escenarios fantásticos. Después de la narración de la tristeza del
vecino que había creado una representación del edificio en miniatura y que
había enterrado en el lugar donde había permanecido la fábrica durante años,
Demetrius Iatopec, un domador de este tipo de apariciones, promete que se
llevará el espejismo de la fábrica. Con un zepelín y con una gran pompa de
jabón, Iatopec se lleva la falsa fábrica, con el fin de crear el Gran Teatro
Mundial de los Espejismos.
En esta segunda parte ―“La danza de las
imágenes gigantes”― la historia fuera de lógica viene contada de la mano del
periodista de la revista Imagination,
Nathaniel Maris. Este nos cuenta, en primera persona, el terrible desastre
sucedido tras la desaparición de la fábrica. Interesado en tales sucesos, Maris
indaga sobre el mago Iatopec y sus espejismos. Después de seguir la pista del
ilusionista, el periodista logra colarse en el gran proyecto secreto de
Iatopec: el Gran Teatro Mundial de los Espejismos, donde se podrán ver todos
estos fenómenos de una manera extraordinaria. Sin embargo, este plan se verá
truncado el día antes de la inauguración, durante el ensayo general: un gran
volcán surgido de la tierra hace volar todos los espejismos que Iatopec había
reunido durante varios años. Abatido completamente, el mago y su equipo deciden
marcharse del lugar sin dejar rastro. Pero nuestro querido periodista recibe,
después de varios años, una invitación
al Parque de atracciones del Arco Iris firmada, sospechosamente por Apolonius
Dragotev.
Se trataba, sin lugar a dudas, de una
invitación a un gran parque que, como sospechaba el periodista, el inventor
sería el gran domador de espejismos Demetrius Iatopec. Sin pensarlo, Nathaniel
Maris se pone en marcha al gran parque en la última y tercera parte del libro
―“El parque de atracciones del Arco Iris”―. Tras llegar al recinto con una
avioneta y ser recibido por Iatopec, supuestamente, descubrirá el gran peligro
que acecha al parque: Buenaventura Mestres, un enemigo de Iatopec desea acabar
con el domador de espejismos. Después de aconsejarle varias veces que
abandonara el parque por el peligro al que estaba expuesto, Maris decide
quedarse y ayudar en todo lo posible. A partir de este momento se pone en
marcha la búsqueda del rehén que tiene el enemigo que está escondido en el
parque. El periodista, junto a Fred, un ayudante del parque, se disponen a
recorrer la parte central del parque para encontrar al malvado enemigo y a su
secuestrado. Gracias a este plan, Maris recorre gran parte del parque, disfrutando
de algunas de sus atracciones. Estas, variadas y fantásticas, son descritas a
lo largo de distintas páginas. Lo fantástico, siempre descrito como algo
completamente normal, ocupa la mayor parte de la última parte del relato.
Sin embargo, después del segundo mensaje
amenazador de Mestres en el que decía que todos los ayudantes junto a Iatopec
debían meterse en una de las atracciones y encerrarse, Maris descubre la falsa
identidad del mago. Tras pasar por la atracción de los sentimientos, el periodista
descubre que en realidad Mestres se estaba haciendo pasar por Iatopec, que
estaba en lo alto de una de las atracciones. De esta manera, el misterio se
resuelve: la “magia” de las atracciones del parque del Arco Iris han conseguido
salvar el nuevo parque y al inventor de este.
Como vemos a lo largo de las páginas que
forman este relato, Escenarios
fantásticos mantiene un clima de intriga y misterio que hace que el lector,
sea cual sea su edad, esté pendiente de lo que sucede desde la primera parte de
la novela. Pensamos que esta obra de Gisbert sería adecuada para las alumnas y
alumnos de 2º de ESO. El primero de los motivos es lo fantástico de sus
páginas: la magia, el ilusionismo, lo fantástico permanece en las tres partes.
Con esta lectura, sin duda, los lectores más jóvenes no escapan de ese mundo de
fantasía de la etapa infantil y de la que ya están saliendo. Además de esto,
las diversas y variadas descripciones de la obra están muy logradas. El autor
utiliza un lenguaje muy cuidado que no llega a ser complejo, pero tampoco cae
en lo coloquial.
Para finalizar esta entrada, proponemos
una actividad relacionada con la obra. Con tal de trabajar la expresión escrita
podemos proponer a nuestros alumnos y alumnas que ellos mismos creen una
atracción para el Parque del Arco Iris. De este modo, la originalidad será
valorado por nosotros, así como la expresión de nuestras alumnas y alumnos de
2º de ESO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario