El hombrecito vestido de gris y
otros cuentos del escritor Fernando Alonso, se imprimió el
28 de abril de 1978 y se ha convertido en toda una obra de referencia tanto
para niños como para adultos. [1]
Me
gustaría destacar algunos aspectos sobre este autor, nacido en Burgos en 1941, licenciado en Filología
Románica y que obtuvo el premio de Experto en Literatura Infantil y Juvenil. [2]
Creo que lo más destacable de este autor es su fecha de nacimiento y su fecha
de publicación del libro. Unos años después de que Francisco Franco falleciese
y en los que España había vivido una época de represión que el propio autor
vivió en sus carnes, y es aquí donde encontramos la esencia del libro. [3]
Esta
obra está formada por un total de 8 cuentos, de extensión corta y de fácil
lectura. En todos ellos, está presente una serie de valores y de necesidades
humanas, probablemente todos aquellos que fueron reprimidos durante el
franquismo y que el autor acota en historias, aparentemente para niños,
encabezadas por la famosa expresión “había una vez” tan recurrente en el mundo
de la literatura infantil. Sin duda, destacaría algunos de los ocho cuentos que
se incluyen en este libro. Primero por no desvelar a futuros lectores la trama
completa de este libro, y segundo por la infinidad de temas tratados que se
abordan.
El
primero de ellos, que recibe el mismo título que el libro «El hombrecito
vestido gris», nos habla de la vida de un hombre que «iba vestido de gris,
tenía un traje gris, tenía un sombrero gris, tenía una corbata gris y un
bigotito gris» (Alonso, 1983, 11). Esto, pese a las asociaciones que se le
pueden hacer al color gris, no le impedía al protagonista del cuento que fuese
«Hacia adentro…¡un verdadero arco iris!» (Alonso, 1983, 12).
El
hombrecito soñaba con ser cantante de ópera, y por eso, cada vez que tenía
ocasión, cantaba alegres melodías. Sin embargo, esta afición no gustaba ni a
sus vecinos, ni a los dueños de los bares, ni a su jefe, que curiosamente se
llamaba «Don Perfecto». Esta será la primera pero no la última referencia, que
hace Alonso a características del ser humano en forma de nombre de personajes.
Más adelante, veremos como también aparece «Don Justo» que representa todo lo
contrario a la justicia.
Continuando
con este relato, veremos que, el hombrecito, por miedo a ser despedido y al
rechazo social en general, sujeta su mandíbula con un pañuelo y finge tener
dolor de muelas. De esta forma, evitará cualquier tentación de poder cantar.
Fernando Alonso sabe que este final no va a gustar a los lectores y es por eso
que propone otro final alternativo (que no voy a comentar para sorpresa de
futuros lectores). El autor sabe que a la gente no le gustan los finales
tristes pero afirma que «La vida pone, a veces, finales tristes a las
historias» y es que por mucha ficción que aparentemente tenga el cuento, esta
llenó de realidad y podría ser ajustable a muchas de las prohibiciones que se
dieron durante el franquismo y que se siguen dando en este siglo.
Este
cuento, es muy parecido al penúltimo que aparece en este libro y que lleva por
título «El espantapájaros y el bailarín». En este caso, el protagonista es un
espantapájaros que odia su trabajo: espantar pájaros. Es por eso que, cuando
acaba su jornada laboral, baila. Una afición que no le gusta a su jefe «Don
Justo» que como ya hemos dicho, representa todo lo contrario a la
justicia. El espantapájaros, es golpeado
y humillado por su dueño que se niega a que se pase las noches bailando, aunque
sea en su tiempo libre y no afecte para nada a su trabajo. En estos dos relatos
hay dos temas fundamentales: la libertad de expresión y la represión. En el
primero de ellos, el hombrecito se resigna y decide privarse de hacer lo que
más le gusta, por el temor a perder su empleo y a ser rechazado en la sociedad.
En el segundo, el espantapájaros no abandona sus ideales y lucha. Aunque el
final de este penúltimo cuento, sea un tanto agridulce, el espantapájaros
cuenta con el apoyo del resto, y es cuando me viene esta frase a la cabeza: «la
unión hace la fuerza»[4].
Este
no es un relato aislado pues, en la mayoría de los cuentos, por no decir todos,
aparece un llamamiento a la unión, al trabajo en equipo, como vemos en «La
pajarita de papel» en el último cuento,
o en «El guardián de la torre», que es el sexto cuento que forma este libro.
Me
atrevería a comparar este relato con el franquismo: la construcción de una
torre que sobresale del resto de construcciones del pueblo, la aparición de un
hombre, aparentemente de la nada y con buenas intenciones que acaba
convirtiéndose en un dictador y que tiene a todo el pueblo bajo sus órdenes. En
este caso, lo que hace que el poder de este guardián decaiga, es la unión del
pueblo, que no está dispuesto a permitir que nadie esté por encima de los
demás.
Como
ya he dicho anteriormente, se trata de un libro adecuado para niños y para
adultos. A los niños para intentar inculcarles los valores que promueve este
libro: respeto, libertad, trabajo en equipo…y a los más mayores para hacerles
recapacitar. Considero que aunque sea un libro que se escribió tras una época
de represión, sería aplicable a nuestros días, con una infinidad de leyes que
han surgido de la nada (como el guardián de la torre) y que bajo una apariencia
de control del orden y de asegurar el bienestar al pueblo, solo esconden
censura. Las ilustraciones que aparecen en este libro hechas por Ulises Wensell
[5]
también son muy representativas y refuerzan en todo momento al texto, además de
ser muy neutras: no caen en el infantilismo, ni son en exceso modernas.
Recomendaría
este libro, como ya he dicho a un público de cualquier edad, y afirmo con total
contundencia que es de las mejores obras que he leído en los últimos años.
[2] Alonso,
Fernando El hombrecito vestido de gris y
otros cuentos, Madrid, Alfaguara Infantil (Santillana), 1983
[3] Revista babar.com https://ojs.upv.es/public/journals/16/Citas-y-referencias.pdf
[enero 2015]
[4] Frase que se le atribuye a algunos autores y
de origen popular que aparentemente
tiene sus orígenes en la fábula
[5] Ulises Wensell es uno de
los ilustradores y pintores más destacados de nuestro país. Entre sus obras se
encuentran ilustraciones de cuentos de Gloria Fuertes, Fernando Alonso y Carmen
Conde. Fue galardonado con el Premio Nacional de Ilustración en 1978 y con el
Premio Lazarillo en 1979, entre otros muchos reconocimientos, biblioteca
virtual cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/uliseswensell/, [enero 2015]
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