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viernes, 23 de enero de 2015

¿Es "Caperucita en Manhattan" adecuada para el aula? Carolina Cano Gil

Caperucita en Manhattan: su aplicación en el aula

               Caperucita en Manhattan es la historia de Sara, una niña que nadie entiende. Vive con sus padres en el conocido barrio de Brooklyn, aunque añora profundamente vivir con la persona que la comprende: Rebeca, su abuela, que está al otro lado de la ciudad y a la que solo visitan una vez a la semana. Esta aventura semanal representa para la protagonista un desahogo, una manera de evadirse y soñar con lo que pueda suceder en la ciudad. Sin embargo, no es realmente interesante hasta que sus padres deben marcharse durante unos días y ella decide realizar el camino hasta casa de Rebeca sola. Durante este “viaje” (metáfora del proceso de maduración) Sara conoce a miss Lunatic y a Edgar Woolf, dos personajes cruciales para su desarrollo personal, ya que le proponen puntos importantes sobre los que reflexionar, como es el dinero y su repercusión en la sociedad, “en nombre de ganar dinero para vivir, se lo toman tan en serio que se olvidan de vivir” (2007: 114).
Esta novela tiene elementos con los que trabajar en el aula: por qué es una versión actual de Caperucita, cuál es la visión de miss Lunatic sobre la sociedad de hoy en día, la avaricia y manipulación de míster Woolf… Todo ello en actividades para después de la lectura. Sin lugar a dudas, el personaje de miss Lunatic es el que nos va a ofrecer más herramientas para el aula. En la historia la presentan como una persona conocida por todos los neoyorquinos debido a su extravagancia. Este será el punto fuerte que genera expectación sobre su persona, pero solo será Sara la que realmente descubra la esencia de la especialidad de esta extraña y sabia mujer: se trata de la Estatua de la Libertad.

            La mayoría de las tareas se pueden centrar en los personajes, aunque también podemos proponer como eje central la ciudad y su ajetreada vida cotidiana, enlazando con la figura de miss Lunatic. Este es el caso de la conversación con el comisario O’Connor (capítulo seis) y la escena de la cafetería (capítulo nueve) donde se está rodando una película. Ambas reflejan ese estrés constante al que están sometidos los ciudadanos de la sociedad moderna, en la que todo va tan deprisa que nadie se para a pensar en disfrutar de los pequeños detalles de la vida, como sí hacen Sara y miss Lunatic.
A pesar de los rasgos positivos que tiene la novela, también puedo aportar ciertos obstáculos que se pueden tener los alumnos durante la lectura. Las minuciosas y extensas descripciones sobre la vida de Sara tienen como contrapunto que míster Woolf, que es planteado como uno de los personajes fundamentales, no aparezca hasta pasada la centena de páginas. Este pequeño detalle puede pasar desapercibido para lectores más avanzados; sin embargo, ante todo queremos dar una obra entretenida y amena, adjetivos que no aplico a Caperucita en Manhattan

          Como ya he ido apuntando, tiene claves que pueden ser muy útiles para el desarrollo personal de los lectores, uno de los objetivos primordiales de la literatura juvenil. Por ello, he insistido tanto en las reflexiones que realiza miss Lunatic a lo largo de la obra. Pero también considero que la novela tiene un punto flaco que no debemos olvidar: puede parecerles lenta y poco divertida a nuestros lectores potenciales.

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