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viernes, 16 de enero de 2015

El polizón de Ulisis de Ana María Matute por Tamara López Penalva

Tratándose de una obra de la escritora Ana María Matute (1926-2014), no nos extraña encontramos en El polizón del Ulises con un ambiente infantil, emocional y delicado, ubicado en un entorno rural y bucólico, propios de su literatura. Y es que toda la literatura infantil y juvenil – y muchas de sus obras para adultos-  de esta autora, está basada en las experiencias de la niñez, el ambiente rural, y la realidad transfigurada por lo imaginativo, lo lírico y lo sensorial.  De este modo,  El polizón del Ulises se ubica en un paraje rural, presenta como protagonista a un niño, y la imaginación y los sentimientos abarcan y completan toda la historia. 
El relato narra la niñez de Jujú, un niño abandonado en la casa de las tres señoritas- tres hermanas llamadas Etelvina, Leocadia y Manuelita- un día de primavera, y cómo va forjándose en su entorno un mundo de amor, estudios y trabajos campesinos, dados por las tres señoritas (a las que él llama tías), junto con un mundo de imaginación y literatura, dado por su propia personalidad.  Aunque el título no nos aporta nada al principio de la historia, en el nudo de ésta reconocemos su significación y le damos a Jujú las características propias del joven que está creciendo en él: su deseo de convertirse en el capitán de un barco le hace ser un niño atrevido, sin miedo, valiente, fuerte y romántico (entiéndase romántico en el sentido decimonónico), que en el paso a su juventud le hará correr una aventura arriesgada para un chico como él, todavía anclado en la infancia, muy a su pesar.  Esta aventura consiste en refugiar a un preso que se ha escapado de la cárcel en pleno invierno, y abastecerlo de comida y medicamentos, ya que está herido. El preso pasa a ser el polizón del “Ulises”, el barco (imaginado) de Jujú, que no es ni más ni menos que un desván repleto de recuerdos antiguos (mapas, catalejos, cartas de navegación del abuelo, bisabuelo y tatarabuelo de Jujú). A su vez, el polizón le aporta a Jujú historias maravillosas sobre aventuras en el mar, islas magníficas repletas de buenas gentes, e ideas románticas sobre la vida en los grandes océanos.
Todo ello crea en Jujú una vida alternativa, real e imaginativamente, ya que en la realidad escapa siempre que puede de su vida cotidiana para ayudar al polizón, e imaginativamente porque se pasa la mayor parte de su tiempo imaginando una nueva vida en el mar, como un capitán real.
Por su estructura narrativa y el orden cronológico que sigue la historia, podemos clasificar este relato como un cuento tradicional, y principalmente porque ofrece una presentación, un nudo y un desenlace, protagonistas, antagonistas (el policía que quiere encontrar al polizón) y una moraleja final (Cada uno pertenece a un lugar y debe cuidar a su familia)
El estilo utilizado por Ana María Matute en este relato es sencillo y directo, propio de los cuentos tradicionales; además, la inserción en el ambiente de éste es muy posible gracias al descubrimiento de los pensamientos y actos de Jujú en cada momento de la historia. La simpatía por este chico nace en el lector desde un principio ya que, Matute lo describe física y psíquicamente de una manera muy cuidada y minuciosa. La presentación del resto de personajes y de acontecimientos se narra pensando en un lector joven que necesita leer y/o escuchar explicaciones detalladas que tienen que ver con su mundo (lugar propio-el Ulises-, familia atenta, etcétera), lo que lo hace un cuento muy cercano.
Aunque sabemos que la historia aquí narrada es ficción, su base es real, ya que el lugar y los hechos sucedidos en ésta pueden existir y darse en la realidad. Nos encontramos así ante un relato bastante convincente. Son destacables las minuciosas descripciones de caracteres, que aportan una gran verosimilitud a la obra, pudiendo incluso llegar a identificar a alguno de los personajes de ésta con una persona real. 
De este modo, El polizón del Ulises es una obra recomendable de leer tanto por niños como por adultos; en primer lugar porque está bien escrita; en segundo lugar porque el mundo y los personajes presentados en ella muestran características especiales que agradan a cualquier tipo de lector; y en tercer lugar porque la descripción e inserción en el mundo de la infancia es total, y la gran aventura que corre Jujú es un buen ejemplo de coraje y solidaridad, idóneo para seguir por todos.

Por último,  creo que el lector propicio para esta lectura sería el joven de entre 11 y 13 años que se encuentra a medio camino entre la infancia y la adolescencia, y necesita comenzar a actuar por sí mismo. Pienso que Jujú es un buen ejemplo para estos jóvenes que están comenzando a ser adolescentes, y necesitan tomar decisiones propias. La decisión de Jujú de ayudar a un polizón y de escapar de su hogar ayudarán a estos jóvenes a reflexionar sobre la solidaridad, los valores familiares y la independencia de pensamiento y física, es decir, aquella que implica separarse de la familia.

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