Alta en el blog

Blogger ha cambiado los criterios de seguridad y está bloqueando varios accesos con la cuenta alumnalij.

Para las personas que no puedan acceder, ruego que me escriban a joseroviracollado(arroba)gmail.com desde una cuenta de gmail y les invitaré directamente al participar en el blog.

Mostrando entradas con la etiqueta Morirás en Chafarinas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Morirás en Chafarinas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de enero de 2015

Morirás en Chafarinas, de Fernando Lalana (Antonia Cuenca Honrubia)

Fernando Lalana nació el 24 de febrero de 1958 en Zaragoza y es escritor de literatura infantil y juvenil. Su obra más conocida es Morirás en Chafarinas y fue llevada al cine en 1996 por Pedro Olea. Sus protagonistas fueron Jorge Sanz, María Barranco y Javier Albalá.
Esta novela se sitúa en la Melilla de finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Fernando Lalana es un escritor de renombre y en esta novela hace buena gala de su reputación, puesto que es una obra muy bien escrita, con unas descripciones espectaculares y muy visuales, que logran que el lector imagine con facilidad lo que está leyendo.
La trama comienza con una investigación que realiza un soldado de la ciudad de Melilla, y es que ha habido un gran número de asesinatos que están relacionados con el tráfico de heroína, en cuyo delito están envueltos varios oficiales del ejército.
Esta novela interesa a los jóvenes y no tan jóvenes, precisamente por los temas que toca: amistad, amor y drogadicción. Estos tres elementos tienen bastante peso en la vida diaria de muchos adolescentes, no siempre se dan los tres a la vez, pero sí pueden sentirse identificados con alguno de estos contenidos.
Esta novela es una buena opción de lectura, puesto que, aparte de enganchar casi desde la primera página, transmite una serie de valores positivos al lector.


Morirás en Chafarinas (Margarita Asensi Fernández)


Morirás en Chafarinas es una obra escrita por Fernando Lalana en 1990. Este autor, nacido en Zaragoza en 1958, es licenciado en Derecho aunque la mayor parte de su vida la ha dedicado a la escritura.

Fernando Lalana es un reconocido escritor de literatura infantil y juvenil, que obtuvo con la obra que nos ocupa el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1991.


Morirás en Chafarinas es una novela de intriga, a medio camino entre la novela negra y el relato de aventuras, donde todos los hechos transcurren en una semana en la ciudad de Melilla durante el servicio militar.

El autor retrata la ciudad de Melilla y la vida militar donde transcurre la acción de la novela a partir de su propia experiencia en el Grupo de Regulares de Melilla, donde realizó el servicio militar. 

En la obra encontramos una intrigante trama, donde el suspense, la intriga y la acción captan la atención del lector desde el principio, y especialmente de los jóvenes lectores.
La obra está narrada en primera persona del singular y se estructura en 7 capítulos que corresponden a los días de la semana, donde se entremezclan varias temáticas, como la vida militar, los asesinatos y el mundo de la drogas, entre otros, que atraen la atención del lector juvenil. Además, en la obra encontramos vocabulario típico de la vida militar para dar más verosimilitud a la obra, pero que no supone ningún problema de comprensión, puesto que el autor explica dichas palabras a pie de página.

La obra comienza un domingo durante la guardia del protagonista de la novela, un cabo oficinista que lleva ocho meses y medio en Melilla. Estando de guardia, Júdez abandona su puesto y dispara a uno de los centinelas. Esto hace que Aguado y el protagonista salgan tras él hasta llegar a la mezquita de la ciudad donde acaba tirándose desde lo alto del minarete.
Al día siguiente, Moliner que estaba preso, enloquece y acaba muriendo finalmente en el Hospital Militar.
Estas dos muertes en tan poco tiempo provocan que el capitán Contreras pida ayuda a Cidraque, compañero de calabozo de Moliner, y presentado como un hombre muy inteligente, para que investigue las dos muertes, ambas relacionadas con el tráfico de  heroína.
Cidraque convence al protagonista de la novela para que le ayude en la investigación y entre ambos, descubren entre otras cosas, que una lavandería era el centro de distribución de heroína de la ciudad, la cual pertenece al capitán Contreras y al capitán Gayarre.

Cuando el capitán Sebastián Gayarre mata al soldado Villalba “aparentemente, en defensa propia” (pág. 110), Contreras decide cancelar la misión de investigar las dos muertes a Cidraque. Pero Cidraque y el protagonista convencidos de que algo estaba sucediendo, siguen investigando. Entonces, Cidraque junto a Contreras es enviado a las islas Chafarinas, donde transcurre el final de la novela y que da título a la obra.
En Chafarinas, Cidraque y el protagonista de la novela, que había pedido un pase de visita turística, se enteran de que Elisa, la mujer de Contreras había sido asesinada. Este hecho hace que decidan vigilar a Contreras y seguirle a través de las galerías que recorren el subsuelo de la isla hasta la isla del Congreso. Es aquí, donde además de la muerte de Contreras y dos compañeros, Fernando Lalana nos sorprende con un final inesperado y dejando las puertas abiertas a la imaginación, pues la obra termina y no sabemos si Cidraque mató a Contreras en defensa propia y se sintió cegado por el maletín repleto de droga o todo era un plan de éste para conseguir la droga.
Como vemos, el autor escribe un final inesperado a la vez que sorprendente que llama la atención del lector. Además, deja abierto el final para diversas interpretaciones por parte de los lectores.

Por todo esto, considero que es una obra adecuada para tercero y cuarto de secundaria, con la que se puede trabajar en el aula debido a la intriga y la temática de las drogas y los asesinatos, así como del final abierto que deja el autor para que los lectores saquen sus propias conclusiones. También cabe decir que aunque el servicio militar ya no es obligatorio, la temática y la acción durante el servicio militar puede captar la atención de los lectores de esta edad.

martes, 13 de enero de 2015

Morirás en Chafarinas - Ramón Pérez

Morirás en Chafarinas es una novela publicada en 1990 por el escritor zaragozano Fernando Lalana con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 1991. Lalana es licenciado en Derecho, autor de otras novelas como El fantasma del Rialto, Hubo una vez otra guerra, El zulo o Scratch, y ha ganado en tres ocasiones el Premio Gran Angular. También ha colaborado con el diario El País donde publicó en varias ocasiones en el semanario infantil. Además, en 1995 trabajó como guionista en la película Morirás en Chafarinas, basada en su novela más aclamada, dirigida por Pedro Olea y protagonizada por Jorge Sanz, Óscar Ladoire y María Barranco. El autor también ha participado activamente en teatro como actor, productor e incluso director, principalmente en el Teatro Incontrolado de Zaragoza, del cual fue miembro fundador. Asimismo, realizó el servicio militar obligatorio en Melilla que, a la postre, le sirvió como fuente de inspiración de esta obra.
Morirás en Chafarinas cuenta la historia de un joven cabo (del cual se ignora por completo su nombre y apellidos) que está apurando su servicio militar en el acuartelamiento de Los Regulares en Melilla. Su periplo como un anodino soldado se ve salpicado en los últimos meses de servicio tras las repentinas muertes de dos de sus compañeros, las cuales encubren una trama sobre tráfico de heroína y que se ve obligado a investigar contra su voluntad por la insistencia de Cidraque, uno de sus compañeros de cuartel.
La historia comienza un domingo y termina al siguiente sábado, es decir la trama se desarrolla en una semana natural cuyos días forman los diferentes capítulos de la novela. Asimismo, cada capítulo está dividido en varias partes según lo exija el argumento; por ejemplo en el primer y segundo capítulo los títulos de los subcapítulos son nombres de personajes del cuartel, tras los cuales se les presenta mediante una breve descripción sin desvirtuar la trama. Este tipo de división interna de los capítulos supone una breve pausa para el lector, una técnica que se agradece tanto visualmente como para el desarrollo de una lectura óptima. Además, el hecho de que la historia se desarrolle en una semana natural no da lugar a que en la novela aparezcan momentos de tedio, lo que suelen llamarse páginas de relleno. El autor consigue brillantemente un ritmo trepidante, en el que la sucesión de hechos relevantes sea continua, en el que cada dato que se aporta no sea en balde. Pienso que esta característica es magnífica para todo tipo de lector, pero más si cabe para el joven, inmerso en una vida donde reina la inmediatez, donde la ansiedad aflora si no se consiguen resultados inmediatos. Y esta novela consigue justamente eso, que toda información aparecida sea crucial en el devenir de la historia.
Morirás en Chafarinas es una historia policiaca, de novela negra, una historia de aventuras protagonizada por dos jóvenes en el ya extinto servicio militar. Los sucesos ocurren durante una tarde de domingo en la que nuestro protagonista, un cabo oficinista (merced a su buena destreza con la máquina de escribir), está de guardia. Júdez, uno de sus compañeros de labor –concretamente en la garita de los jardines- abandonó su puesto, disparó al centinela de la garita del aparcamiento y echó a correr por Melilla abriendo fuego en la mezquita y suicidándose desde el minarete. Nuestro  protagonista es testigo presencial de la muerte y por ello ha de dar continuas explicaciones en el cuartel a los superiores. Lo que parece como un suceso aislado por consumo de drogas (pues se encuentra una jeringuilla en la garita que vigilaba el fallecido) pasa a ser el inicio de una serie de muertes que tienen un hilo conector.
Al día siguiente Moliner, un soldado que estaba en los calabozos, muere tras un ataque de locura que le llevó a golpearse hasta acabar con su vida. El capitán Contreras llama al despacho a Cidraque, compañero de celda del último muerto y le encomienda la tarea de investigar dicha muerte a cambio de librarle de su pena. Pese a la confidencialidad de la tarea, Cidraque se lo cuenta a nuestro protagonista y le invita a colaborar en su investigación, pese a la reticencia de nuestro cabo. Inician su aventura por la calles de Melilla y nuestro protagonista (que gracias a la película sabemos que se llama Jaime Galdós) se entera de que el principal suministro de heroína de la ciudad es una lavandería propiedad de dos de sus superiores. Su confidente, un joven moro al que había ayudado el día anterior tras un hurto. Paso a paso, día a día y a contra reloj los dos soldados van sumergiéndose en una trama que tiene como principales sospechosos a dos de sus máximos jefes del cuartel, Contreras y Gayarre.
La historia pega un vuelco cuando el capitán Contreras exige a Cidraque olvidar la investigación, hecho que pese a suponer en un principio un alivio a los dos implicados, no supone más que un acicate para avivar la intriga. Ambos se valen de varios aliados (Medina, Zambrano, Hassan…) para continuar la investigación de una historia que seguirá llevándose a gente por delante (Villalba, Elisa) y que dará con los huesos de los dos soldados en las Islas Chafarinas.
El final no hace más que aumentar las dudas y abrir nuevas hipótesis no planteadas hasta el momento. Es por esto que el autor Fernando Lalana escribió una continuación del libro llamado Conspiración Chafarinas. En definitiva es un libro idóneo para el segundo ciclo de la ESO por su trama intrigante y por el tema que trata. Es un acierto cómo el protagonista cuenta sus hazañas en primera persona. Cabe recalcar que se trata de una narración contada a posteriori. En la novela abundan las palabras relacionadas a la mili como furriel, cetme, fusil terciado o tabor. En muchas de ellas aparece la explicación al final de la página. Además, Lalana emplea sutilmente expresiones propias de jergas juveniles y militares de la época como son ‘pico’ (por cantidad de droga), ‘fetén’, ‘gachó’, ‘mecagüen’, ‘chopo’ (por fusil) o ‘chaveta’.
Es una novela que logra con éxito que el alumnado se identifique con los protagonistas, no sólo porque son jóvenes los protagonistas sino también porque son ellos quienes persiguen a la autoridad (y no al revés como suele suceder). Se podría hacer como actividad de prelectura un ejercicio de redacción en el que comenten qué saben de la mili, si alguien conoce qué son las Islas Chafarinas o ha estado en Melilla. También sería buena idea como ejercicio de post lectura ver la película basada en la novela y comentar las diferencias de ambos finales.

lunes, 12 de enero de 2015

"Morirás en Chafarinas" - Ana Alcántara Colmenero

Morirás en Chafarinas es una obra muy entretenida que va introduciendo poco a poco al lector en la historia. Se trata de un libro que oscila entre la novela de aventuras y la novela negra puesto que la trama principal se desarrolla en torno al descubrimiento de qué ha propiciado las muertes que han ocurrido en el cuartel militar de Melilla, espacio donde se desarrolla casi toda la trama. El misterio y la intriga son las claves que motivan el avance de la lectura, y las inferencias e interpretaciones del propio lector se van sucediendo hasta la última página del libro donde se pincela lo que podría ser el final de una historia y el principio de otra, para atraer al lector a que se lea la segunda parte que lleva el título Conspiración Chafarinas.
            Se trata de una obra que tiene como temas el mundo de las drogas y el ambiente militar en Melilla. Ambos temas se entremezclan para dar lugar a un relato narrativo en el que el narrador es el protagonista de la historia, un cabo destinado en Melilla que le quedan pocos meses para graduarse y volver a casa, su vida se pone interesante cuando presencia en su guardia la muerte de un compañero. El tiempo en el que se desarrolla la historia es una semana, el libro está divido por capítulos y cada uno pertenece a un día de la semana, empezando en domingo y acabando en sábado. El relato está en primera persona y es el propio personaje el que nos va contando todos los acontecimientos como los vive. Por ello, en el texto predominan las descripciones largas sobre el entorno y personajes que van apareciendo; a través de los ojos y los pensamientos del protagonista conocemos el resto de personajes. Estos son claves para el nudo y desenlace de la historia y el autor los va introduciendo en los subcapítulos que componen cada día de la semana. Cada personaje tiene una función muy marcada que hace que se vayan dando pistas para el descubrimiento del misterio de las muertes, trama principal sobre la que se desencadena la historia. Hay uno de esos personajes que aparece en el segundo día y que es el más importante de todos ellos, porque junto con el protagonista es el que descubre el misterio, se trata de Cidraque, un militar, que ha sido apresado por desobediencia y que siente la curiosidad infinita por descubrir qué ha matado a sus compañeros. El sargento Contreras saca a Cidraque de la cárcel para que investigue las muertes y tras echarse para atrás en la propuesta, Cidraque no puede con la curiosidad y convence al protagonista para que juntos se sumerjan en la aventura.
            La historia es entretenida aunque todo se sucede en torno a lo mismo, pero lo que la hace interesante es que a la vez que los protagonistas van descubriendo claves de las muertes, estas siguen ocurriendo. Además desde el comienzo de la historia hay acción, hecho que impulsa a seguir leyendo desde el primer capítulo. El final se desarrolla precipitadamente, pero viene siendo la línea de la obra, todo se sucede rápidamente, y además, deja ver que hay segunda parte, por tanto, sí que se finaliza la historia, pero a su vez se inicia otra distinta. La trama está bien hilada y aunque todo se sucede rápido hace que el lector no pierda interés. El final es inesperado y hace que la historia de un giro repentino e interesante, y además, es el que da título a la obra, es decir, que hasta que no se llega al final del libro no se entiende el título. El final tiene lugar en las islas Chafarinas, de ahí el título del libro.
            En general, la obra me ha gustado y la recomiendo, porque a pesar de no ser una temática que me apasione, desde el primer momento se pone interesante y eso hace que el lector se introduzca en ese tiempo de acción para descubrir, junto con los personajes, el misterio que se esconde tras las muertes de los compañeros de mili de los protagonistas. Por ello mismo, me parece una buena obra para recomendarla a los cursos de secundaria, sobre todo a un lector de quince o dieciséis años. Además de por lo interesante de la trama, los temas que se tratan son ideales para ir perfilando la personalidad y reflexión crítica en ellos, no solo con las drogas, que es uno de los muchos temas que se tratan, sino también con el tema de la homosexualidad, de la mili, de las armas, de la amistad y compañerismo, del amor, de las jerarquías o de la ambición profesional y económica. Aunque no se sepa cómo funcionaba el servicio militar obligatorio en España, el libro da suficientes pistas para que eso no sea un requisito indispensable para leer la obra. Además, el vocabulario es sencillo, salvo alguna palabra que les puede resultar más compleja, sobre todo las que pertenecen a las jergas o argot propio de la mili; la historia es fácil de seguir y atrapa a continuar leyendo. Por tanto, no es una obra aburrida ni pesada, más bien lo contrario, de la cual pueden extraer vocabulario nuevo y un enriquecimiento en capacidad lectora. Además hay una producción cinematográfica que podría servir de refuerzo al terminar la lectura, para que los alumnos comparen ambas.
            Por tanto, y a modo de conclusión, en mi opinión, se trata de una obra destinada a un público joven, con un vocabulario y sintaxis sencilla, una forma narrativa asequible para ese público y con una temática interesante. Pero además, puede ser leída por un público adulto sin ningún problema porque no es una lectura ni aburrida ni destinada a problemas adolescentes, sino que la trama principal es el misterio y por tanto, interesa a cualquiera que se sumerja en la historia.

-         -  LALANA, F: Morirás en Chafarinas, Madrid, Gran Angular, 1990.

Reseña LIteraria de la obra "Morirás en Chafarinas" por Rubén Cano Robles




 
Esta obra fue escrita por Fernando Lalana, escritor no vocacional nacido en Zaragoza en 1958. Publicada en 1990 por Ediciones SM fue, cinco años más tarde, llevada al cine con el mismo título. El film fue dirigido por Pedro Olea, con guion de Fernando Lalana y el propio Olea. La obra obtuvo en 1991 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. En 1999 el autor publicó una continuación llamada Conspiración Chafarinas.

La historia gira en torno a las sospechosas muertes de unos soldados de remplazo en el cuartel de Melilla. Las muertes tienen en común el consumo de heroína, que conduce a sus consumidores a actuar de forma enajenada, llevándolos a la muerte. Dos cabos de reemplazo serán los encargados de averiguar el porqué de dichas muertes y desenmascarar a los culpables que se ocultan tras ellas. Ambos protagonistas se adentrarán en el peligroso mundo del tráfico de drogas y vivirán emocionantes, a la par que arriesgadas, aventuras para llegar al final de la misteriosa trama.

 El título ya nos da una pista de lo que ocurrirá, ya al final de la novela, en las Islas Chafarinas. De hecho, más concretamente, el protagonista piensa para sí mismo en esta misma isla: « […] Vas a morir aquí, en Chafarinas, [...]», de cuya frase se podría decir que el autor sacó el título de la novela. 
Islas Chafarinas

 El texto Morirás en Chafarinas nos narra una historia a caballo entre el género de la novela negra y la de aventuras. La historia es contada de forma cronológica por el protagonista, que es a su vez un narrador en primera persona. La trama, que tiene lugar en un cuartel de Melilla,  se desarrolla en torno a unas extrañas muertes de soldados de remplazo a causa de su adicción a la heroína. Ya en las primeras páginas –los primeros cuatro capítulos– ocurren una serie de circunstancias que son las que disparan  las emocionantes aventuras que se sucederán a lo largo de la historia. El escritor las desarrolla de manera tan ágil y las desarrolla de forma tan vertiginosa que consigue enganchar al lector inmediatamente.

El autor utiliza el texto sangrado para realizar descripciones perfiladas de personajes, lugares o entornos. La primera que encontramos es la del teniente coronel Fonseca (pág. 34). La segunda es sobre la avenida del Generalísimo en Melilla (pág. 52). En la tercera nos describe las emociones que provoca la partida de un barco (pág. 120). En la cuarta habla del pequeño navío Virgen de África, con el que se trasladan a las Islas Chafarinas (pág. 151). La siguiente es una descripción geográfica de la isla de Isabel II, la única habitada y una de las tres islas que forman las Islas Chafarinas (pág. 153). Por último, se refiere a esta misma isla, pero esta vez describe el ambiente y las instalaciones (pág. 154).

El libro consta de 205 páginas y no dispone de prólogo, lo cual a veces se agradece para no empezar a leer una historia con la influencia de ideas ajenas.  La historia transcurre en siete días. Cada capítulo corresponde a un día de la semana, la cual empieza en domingo y termina en sábado. A su vez cada capítulo se divide en apartados: el primer capítulo –Domingo de guardia– tiene siete apartados; el segundo –Lunes triste– otros siete; el tercero –Martes de carnaval– seis; el cuarto –Miércoles de ceniza– es el más corto con tres apartados; el quinto –Jueves lardero– seis; el sexto –Viernes de Dolores– cinco; el séptimo y último –Sábado de Gloria– es el más extenso con quince. Finalmente contiene un Epílogo donde el narrador explica al lector todo el intríngulis de la historia. Termina por contar, en unas breves líneas, la situación del protagonista pasados siete años, con la que el escritor demuestra su habilidad para dejar la novela abierta.

Los conocimientos militares adquiridos por Fernando Lalana tras su paso por Melilla por tener que realizar el servicio militar obligatorio, influyen de manera directa en la obra. El autor nos narra con todo lujo de detalles los lugares y calles de Melilla, y por supuesto, nos presenta todas las funciones y protocolos que se llevan a cabo en el estricto entorno militar. Para ello, el estilo que utiliza es un lenguaje informal, el que no duda en mostrar con sus dicciones correspondientes. El autor, para ajustarse a la forma de dar las órdenes en el ejército, une algunas palabras como: «Soldadosss, vivaessss…. ¡paña!» (pág. 45), o «peeme» (pág. 135) que hace referencia a la Policía Militar. O las acorta como: « ¡Sente!» (pág. 146) para decir « ¡Presente!». El empleo de algunos términos, tanto de la jerga militar como en el ámbito de las drogas, obliga a que estos se expliquen a pie de página. Sin embargo, considero que existen otros como «imaginaria» o  «tercio» que deberían explicarse igualmente y en cambio no se mencionan. Puede que al no existir el servicio militar obligatorio el contexto de la novela haya perdido un poco de fuerza, debido a que unos años antes todos teníamos un hermano, primo o amigo que se iba destinado a un lugar remoto a cumplir con sus obligaciones como ciudadano español. Esta circunstancia nos acercaba, más o menos, a este mundo de «barrigazos» y «retenes».

Morirás en Chafarinas es una obra que podemos utilizar perfectamente con nuestros alumnos a partir de tercer curso. La historia, que desde un principio, incita a seguir la trama para, poco a poco, recopilar información, enlazar hechos y lanzar hipótesis, hace que su lectura no resulte pesada y que sea fluida. En este sentido ayudan la corta extensión de los puntos que encontramos dentro de los capítulos. Puede que la desaparición del servicio militar obligatorio haya alejado este mundo –tan apegado antes a las nuevas generaciones– de los jóvenes actuales, pero de igual modo,  el tema de drogas y asesinatos, y más dentro de un entorno militar, siempre despierta interés en la mayoría de jóvenes lectores.

domingo, 11 de enero de 2015

Morirás en Chafarinas

Morirás en Chafarinas, Fernando Lalana


 Dolly Britton Jiménez

Morirás en Chafarinas es la séptima novela de las más de cien que ha publicado el zaragozano Fernando Lalana. Abogado de carrera y novelista de profesión, Lalana se ha consagrado como gran autor de literatura infantil y juvenil en España. Muestra de ello son los galardones que ha recibido, en especial el XIV Premio Cervantes Chico otorgado por la Princesa de Asturias, doña Letizia Ortiz, en 2010 en reconocimiento a su carrera literaria.

En 1990 Lalana publica la novela juvenil de intriga Morirás en Chafarinas. Una historia en la que se sirve de sus propias experiencias en el servicio militar como base para escribir las aventuras que viven dos jóvenes en el acuartelamiento español de Regulares en Melilla con motivo de unas muertes en extrañas circunstancias y la aparente vinculación entre sí y con la heroína.  



El protagonista – un Cabo cuyo nombre no se especifica en el libro- cuenta los hechos en primera persona. Todo comienza un domingo y la historia se desarrolla en apenas una semana, tiempo más que suficiente para que se produzcan dos muertes por sobredosis, las de Júdez y Moliner; un asesinato en defensa propia, el de Villalba; y más sucesos.

El capitán Contreras le encomienda investigar las muertes de los dos primeros a Cidraque, el soldado más inteligente del cuartel. Éste le pide ayuda al Cabo quien, tras negarse inicialmente, termina por aceptar. Ambos empiezan a investigar hasta que poco después el capitán Gayarre mata al soldado Villalba (alegando defensa propia); en ese momento Contreras anula la orden de investigar. Sin embargo, Cidraque hace oídos sordos y, con ayuda del Cabo, en menos de cuatro días llenos de elucubraciones y pesquisas, descubre que la droga de las sobredosis de Júdez y Moliner estaba adulterada con venenos y que iba dirigida a Villalba.

También descubren los protagonistas que el centro de distribución de heroína de la ciudad era una lavandería, por lo que deciden ir a investigar. Allí, en una apasionante escena propia de película policíaca, se meten en líos y terminan huyendo de unos desconocidos. Para esconderse, el Cabo acude a casa de Elisa, la mujer de Contreras y con  quien empezaba a entablar una amistad especial. En su casa descubre que los dueños de la lavandería son precisamente Contreras y Gayarre y que Contreras será trasladado a Chafarinas al día siguiente, donde permanecerá durante seis meses.
La sorpresa llega cuando también destinan a las Chafarinas a Cidraque, que a estas alturas ya teme por su vida si se encuentra a solas con Contreras. Por ello, el Cabo decide hacer uso de un permiso de visita para acompañarle en el trayecto en barco a las islas. 



Una vez en las islas, y cuando ya tienen claro cómo se han montado el negocio de las drogas sus dos capitanes, llega la noticia de que Elisa ha muerto, por lo que Contreras volverá al día siguiente a Melilla... Comienza pues la cuenta atrás para pillarle con las manos en la masa. Al final, tras un gran giro de los acontecimientos, el protagonista termina la narración de la historia sin especificar claramente quiénes eran los buenos de la película.

El carácter intrigante de esta obra hace que su lectura sea infinitamente absorbente, por lo cual parece ideal para un público juvenil que esté descubriendo o afianzando su pasión por la lectura. Asimismo, Morirás en Chafarinas, está escrito en un lenguaje que combina el vocabulario propio del servicio militar, con el argot del mundo de la droga, pero sin caer en tecnicismos que dificulten la comprensión. Por ello, el nivel requerido de lectura es adecuado para cualquier curso de la ESO; sin embargo, dado que se tratan temas de asesinatos y drogas (en un momento dado incluso se tilda de “normal” el encontrar hachís y jeringuillas en el cuartel), sería más conveniente delimitarlo a los cursos de la segunda etapa de la educación secundaria, es decir, 3º y 4º de la ESO.

Otro rasgo que parece demostrar la adecuación de este libro a un lector joven, es el hecho de que los personajes de la historia vayan apareciendo uno a uno, y que los primeros capítulos lleven los nombres de los protagonistas de los mismos. Esto facilita la estructuración de la novela y permite al lector centrarse en las pistas para intentar averiguar qué ocurre, sin necesidad de tener que rebuscar en páginas pasadas para recordar quién era la persona de la que se vuelve a hablar.

Como ya se ha mencionado, Lalana consigue mantener el suspense desde el primer capítulo hasta la ultimísima frase de la historia, haciendo así honor a la catalogación de este libro como novela “de intriga”. Esta labor la consigue suministrando poco a poco la información que van descubriendo los protagonistas y añadiendo nuevas muertes, nuevas relaciones y, en general, nuevos misterios que hacen que la lectura de esta obra sea completamente amena. Y lo que es mejor, consigue que el lector se pare a reflexionar al final del libro para decidir cuál cree que es la verdad, la cual, con gran sutileza, Lalana deja entrelíneas a juicio del lector.