La obra de Carmen Martín Gaite, Caperucita en Manhattan, nos narra la historia de una niña de 10
años que vive en Brooklyn. El mayor deseo que tiene es el de poder ir sola a
casa de su abuela para llevarle una tarta de fresa. En esta historia nos
encontramos con una abuela moderna, que se ha casado varias veces y que ha sido
cantante de Music-Hall. Además,
también tenemos al personaje del lobo caracterizado a través de Míster Woolf,
un pastelero que vive cerca de Central Park en un edificio con forma de tarta.
Otro de los personajes que nos encontramos a lo largo del libro y que aportará
a este un poco de magia será el personaje de Miss Lunatic, una mendiga cuya
edad se desconoce y que vive oculta por el día en la Estatua de la Libertad.
Una de las características de la obra de Carmen Martín Gaite
es que, simplemente, a través del libro podemos hacer alusión a la clásica
historia de Caperucita Roja, ya que, además, podemos identificar a los
personajes de la abuelita, el lobo y la propia caperucita en Rebeca Little,
Míster Woolf y Sara. El escenario donde ocurre la historia en vez de ser un
bosque se traslada a Nueva York, en concreto, al barrio de Brooklyn. Dentro de
este escenario localizamos tanto a los personajes como a las situaciones que
viven.
Por un lado, tenemos la figura de Sara, la nieta que adora a
su abuela y se siente sola e incomprendida cuando está sin ella. Respecto a la
abuela de Sara vemos que se trata de un personaje con el que es fácil empatizar
y que, además, gracias a su pasado como Gloria Star desprende juventud y
libertad. Por otro lado, encontramos la figura de la madre quien es la creadora
de la tarta de fresa, ese postre jugoso que se lleva parte del protagonismo en
esta historia. Pasando a la figura de Míster Woolf, podemos decir que
simplemente el nombre de la pastelería que dirige (El Dulce Lobo) ya hace que
el lector reconozca al antagonista. En él podemos observar a alguien que solo
se preocupa de una cosa sin tener en cuenta nada más que será, en este caso, conseguir
que el sabor de su tarta de fresa sea el mejor. Por último, no debemos
olvidarnos de la figura de Miss Lunatic, quien da a esta historia un aporte
mágico y que, además, aconsejará a Sara en su camino.
La historia prende ritmo cuando Sara decide escaparse para
llevarle a su abuela la tarta y será, a raíz de aquí, donde empiece
verdaderamente la aventura. No obstante, cabe señalar que Carmen Martín Gaite
sorprenderá al lector con un final muy diferente al que nos esperamos. Esto se
debe a las semejanzas que encuentra el lector al asociar el título de la obra de Gaite con la obra Caperucita Roja. El lector se espera un
final parecido donde el lobo termine perdiendo y todos los demás felices; sin
embargo, la autora nos ofrece un final más dinámico y lleno de originalidad.
Si tuviese que enfocar la obra hacia un curso lo haría hacia
los alumnos de 3º o 4º de la ESO. Es una obra que se puede trabajar bastante
bien en clase, dado que tiene muchos personajes y el argumento está bien
enlazado. De todas formas podría resultar pesada para los alumnos, ya que
contiene demasiada descripción y al principio el ritmo de la obra es bastante
lenta. Por lo tanto, si se decide trabajarla en clase tiene que ser de un modo
dinámico para que los alumnos la tomen con ganas y no pierdan el interés.
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