Título: El polizón del Ulises
Autor/a: Ana María Matute
Editorial: Lumen
Lugar de edición: Barcelona, España
¿Por qué dormir pudiendo soñar?
“Todos los niños del mundo,
menos uno, crecen”, con estas reveladoras palabras, Ana María Matute da inicio
a su obra El polizón del Ulises. Haciendo referencia a Peter Pan, la autora de
este libro nos recuerda que esta era sólo la historia de un muchacho que un
buen día creció.
Ana María Matute, Premio
Lazarillo 1965, nació en
Barcelona el 26 de julio de 1925 y falleció el 25 de junio de 2014. Su vida
estuvo marcada por la literatura y se inició en la escritura a muy temprana
edad. Fue miembro de la Real Academia Española, donde ocupó el asiento k, y la
tercera mujer que recibió el Premio Cervantes, obtenido en 2010. El polizón del Ulises es una obra de referencia en la literatura infantil española y, tal y
como indica en sus primeros párrafos, pudo ocurrir hace cien años, dentro de
otros cien, ayer u hoy, esto se debe a
que los hechos que narra son simplemente la vida de este niño que en sus
páginas veremos crecer. Fue publicada por primera vez en la colección Grandes
Autores de la editorial Lumen.
Todo comienza
cuando en la puerta de tres señoritas burguesas: Etelvina, Leocadia y
Manuelita, dejan abandonado a un indefenso bebé. Estas hermanas, tras descubrir
que el niño fue abandonado por unos gitanos, decidieron adoptarlo y en
consecuencia criarlo.
Etelvina,
Leocadia y Manuelita eran mujeres muy diferentes, las tres solteras y con
aficiones tan distintas como sus personalidades. El niño, llamado Marco Amado
Manuel, y apodado cariñosamente Jujú, fue criado y educado por sus nuevas tías.
Pronto Jujú dejó de ser un bebé y se convirtió en un niño alto y moreno,
educado en casa por la tía Etel,
influenciado por el amor a la literatura e imaginación de la tía Leo, y con la fuerza y virilidad
inculcada por la tía Manu. Hasta aquí
todo perfecto, era la historia de un niño normal, con una vida sin nada fuera
de lo común, pero dentro de la rutina diaria de Jujú, la hora de la siesta no
era precisamente para dormir. Es aquí cuando la historia se llena de magia y
nos traslada a un escenario de fantasía e ilusión.
El desván se
había convertido para Jujú en su gran velero, El Ulises, este era su reino y allí él era el capitán. Pero el
marinero no estaba sólo en su navío, contaba con una tripulación de lujo,
integrada por Contramaestre (un pequeño perro negro), Almirante Plum (un gallo)
y Señorita Florentina (una perdiz amaestrada por la tía Leo). Más tarde, se incorporó a la tripulación Remo, un potrillo
que le regaló la tía Manu.
Quizá la
influencia de la tía Leo, con sus
libros y sus historias de grandes viajeros, hizo mella en la forma de pensar del protagonista,
que sentía la ferviente necesidad de explorar el mundo que fuera le esperaba.
Poco después, su
tripulación sufrió un ligero cambio. Jujú había encontrado en el cobertizo a un
fugitivo que había huido del destacamento y por el que todo el pueblo estaba en
vilo. Mas el niño no lo trató como un maleante, el hombre le pidió ayuda y Jujú
sentía la necesidad de encubrirlo. Por ello, además de alimentarle y curarle lo
llevó a su velero y le convirtió en polizón del Ulises. El niño descubrió que su “invitado” era un marinero que
ansiaba volver a su barco, ¡un barco de verdad! Ambos planearon su huida, Jujú
quería conocer mundo, navegar por lejanos y desconocidos lugares. Tras la recuperación
del fugitivo decidieron partir hacia su destino, pero el gran día las cosas no
salieron como el capitán del Ulises
esperaba, su polizón no se presentó en el sitio acordado, se sintió traicionado
por su camarada; ¿Qué había podido pasar? El valiente protagonista no se
acobardó y decidió cruzar el río en busca del fugitivo. No desvelaré el final,
sólo mencionaré que fue un acto de fidelidad y amistad hacia el gran capitán.
Jujú
despertó en casa, sin saber que había
pasado, pero al final comprendió que su compañero
de viaje no le había abandonado y que no permitiría que el Ulises se quedara sin su capitán.
Esta obra ofrece
una lectura fluida y entretenida, sirve como gancho perfecto para aficionar a
futuros alumnos al placer de leer. En lo que a literatura infantil se refiere,
este libro resulta ampliamente útil. A lo largo de sus páginas encontramos
muchísimos valores morales y sociales que sirven de ejemplo a los jóvenes
lectores. Entre ellos la solidaridad, la amistad y el amor a los animales. El
protagonista, bajo las órdenes de la autora,
consigue hacerse con el cariño de los lectores, ya sea por su inocencia
o por su gran imaginación, que nos recuerda que da igual la edad que tengamos,
siempre podemos soñar.
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