Xavier Docampo, Cuando de noche llaman a la puerta, Ilustraciones: Xosé Cobas, editorial Anaya, Madrid, 1996.
Título
original: Cando petan na porta pola noite,
Edicións Xerais, Galicia, 1994.
Francisco Xavier Puente Docampo,
escritor y maestro, nace en 1946 en Lugo. Entiende la biblioteca como un lugar
de encuentro, algo que va más allá del espacio que la configura y en el que
encontrar libros y estanterías es solo el comienzo de un viaje apasionante. Por
ello lo podemos considerar, además de un animador a la lectura, un formador de
lectores.
Su dedicación compagina la Literatura
Infantil y Juvenil con la docencia. Ha publicado también novela (O libro das
viaxes imaxinarias, Xerais, 2008) y ensayo (Falar e escoitar, Xerais,
1992). En 1995 recibe por la obra que reseñamos el Premio Nacional de
Literatura Infantil y Juvenil.
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una entrevista al autor.
El
duende verde
La colección «El Duende Verde» es de aquellas
que albergan una voluntad de canon. En este caso, Anaya, la tiene para con la
Literatura Infantil y Juvenil. Cuando detrás de un libro existe un proyecto
editorial concreto, estudiado, valorado no solo bajo criterios económicos, cabe
pensar que existe algo valioso, más allá del dinero. Desconozco qué criterios
sigue Anaya, aparte de los que trasluce la lista de 94 publicaciones hasta
1996. En ella aparecen títulos como A
bordo de la gaviota (Fernando Alonso), El
hombre que perdió su imagen (Sierra i Fabra), Montes, pájaros y amigos (Montserrat del Amo), o El hijo del jardinero (Juan Farias).
Xosé Cobas y Xavier Docampo
El título es ya una llamada a la
imaginación, una excusa o punto de partida: a partir del aldabonazo (o
timbrazo, o golpe seco de puño cerrado), es cuando comienza esta historia,
compuesta por cuatro relatos, abrigados por una invitación a la lectura y un poema
en el que «el autor habla de sí mismo», con voluntad de humanidad.
«Querido Lector» prepara a la audiencia.
Esto que parece un contrasentido, se traduce en escuchar leyendo. «El fenómeno
literario es probable que sea más un fenómeno de escucha que un fenómeno de
expresión», dice Docampo. Algo que como
bien apunta es discutible, pero que encierra sin duda una verdad inherente al
ser humano: necesitamos contar para escucharnos, necesitamos escribir para
leernos, necesitamos escribir, escuchar, leer, contar historias (parafraseo
algunas ideas del autor en la entrevista enlazada en el icono de la Cervantes).
«El espejo del viajero» es un encuentro
fugaz entre dos seres idénticos que acaban tratando de asesinarse. Un
desdoblamiento de la personalidad, accesible al lector de 12 años. «El Hornadas»
narra, a través del relato que viaja hasta el lector, la historia de
Teixo: aquel que junto a otros dos campesinos, asesinó a una vieja y quemó su cadáver. El recurso de contar la historia a través de aquellos que la
contaron, permite reencontrarse con el sentido primario de la literatura.
Con «Loba», naturaleza y hombre se
enfrentan. Los aullidos atemorizan a una pequeña aldea. La caza. Animales que
no llegan a herir por voluntad de atacar a los aldeanos, sino por defenderse de
la persecución a que son sometidos. La historia de nuevo contada como algo
vivido, que a su vez se transmite de padres a hijos. La visión de la loba: «ojos
como de hierro candente». Un final trágico.
Todos los relatos abordan el tema de la
muerte. Diferentes perspectivas, motivos, pero todos lo abordan y despliegan la
reflexión. «El cumplemuertes» la lleva escrita en el título. Un señor, anónimo,
recibe año tras año una misteriosa carta, en la que le felicitan por el día en
que va a morir. Algo le evita a este señor el destino fatal: el derecho a
ejercer su libertad.
Trabajar estos relatos en el aula de tercer ciclo de primaria o primer ciclo de secundaria, puede permitirnos
entablar un diálogo con los estudiantes que explore inquietudes universales: el
destino, la muerte, la libertad, el miedo,… Inquietudes como las que el poema
final nos revela, imposible de comentar sin repetir lo que bien expresa por sí
solo:
TENGO
MIEDO…
Cuando de noche llaman a la puerta.
A estar solo cuando no quiero estar
solo.
A estar entre mucha gente.
A quedarme solo en el mundo.
A no morir nunca.
A morir pronto.
A morir estúpidamente en una carretera.
A quedar inútil.
A enloquecer.
A que les pase algo a los míos.
A que los que quiero no me quieran.
A perder el gusto por las cosas que me
gustan.
A tener que vivir siempre en una ciudad.
A que no haya flores.
A que no haya animales en libertad.
A no poder mirar las estrellas por las
noches.
A no poder mirar el paisaje en otoño.
Al mar (desde el mar).
A mirar un día hacia el cielo y no ver
pájaros.
A que no haya truchas en los ríos.
A tener que ir a la guerra.
A la guerra, aunque no tenga que ir.
A las almas miserables.
A los que siempre dicen la verdad.
A los que mienten siempre.
A pasar hambre.
A los cuentos de miedo.
A las películas de miedo.
A ir al dentista.
A no tener miedo a nada.
A tener mucho miedo.
Cuando pasa mucho tiempo sin que nadie
llame a mi puerta
A…
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