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viernes, 16 de enero de 2015

Cuando de noche llaman a la puerta (Margarita Asensi Fernández)



Cuando de noche llaman a la puerta es una obra de Xabier P. Docampo, nacido en Rábade (Lugo) en 1946.  Con esta obra, Docampo consiguió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1995, y aunque fue escrita originariamente en gallego, fue traducida al castellano.

Como buen contador de historias, con esta obra pretende transmitir toda esa tradición oral ambientada en Galicia que desde pequeño siempre le ha llamado la atención, en homenaje a su padre, quien era un gran contador de historias como el mismo autor menciona en la carta al lector titulada “Querido lector”. Además, con estas historias pretende interesar y captar la atención del lector juvenil.


La obra está dividida en 4 historias de misterio y terror, donde se tratan temas muy variados pero de gran interés para un lector de primero de educación secundaria obligatoria. Estos temas son el destino, la muerte, lo misterioso, la venganza o lo inesperado, puesto que encontramos sorprendentes desenlaces. 

El primer cuento El espejo del viajero, cuenta la historia de un viajero que decide volver a casa después de siete años fuera, pero que debido a la noche con lluvia y viento, acaba perdido junto a su caballo hasta que llega a la casa de un herrero, que le acoge amablemente. Ambos tienen un gran parecido físico, excepto por el ojo izquierdo del herrero que no tiene párpado. Esa noche a consecuencia del vino tuvieron una discusión, durante la cual el viajero pierde el párpado de su ojo izquierdo.
Durante días, el viajero permaneció en cama sin verse la cara, al cuidado del herrero. Pero cuando por fin pudo verse la cara, decidió vengarse del herrero, invadido por el odio y el rencor, pues ahora era idéntico al herrero.
Con un cortafrío mató al herrero y lo enterró, pero antes de marcharse, llegó la mujer del herrero que le confundió con su marido. Debido a esta confusión, no pudo irse de allí.
“¡Había cometido un crimen y ahora empezaba la condena: la de tener que vivir la vida que le había quitado al herrero!” (pág. 25).

La segunda historia El Hornadas narra la historia que un padre le cuenta a su hijo sobre un pariente de ellos. La historia sucedió en Xermar, donde vivía una vieja cuya herramienta para la maldad era la palabra. Un día, tres hombres víctimas de la vieja decidieron darle una paliza, pero el último golpe de Teixo la mató, aunque antes de esto, la vieja le dijo que haría que se arrepintiera de esto mientras viviera. Los tres hombres decidieron llevarla camino Escanavada donde había un horno. Allí le prendieron fuego, pero mientras ardía, la vieja se levantó y se quedó mirando a Teixo fijamente.
Teixo fue a la cárcel por el asesinato de la vieja, y al salir de prisión cuando volvió a casa, se le empezó a conocer como el Hornadas. Años después, el padre se cruzó con él, y éste le contó que la vieja se le presentaba todos los días y le iba comiendo poco a poco. Cuatro o cinco días más tarde, apareció muerto y cuando le hicieron la autopsia, el médico no se atrevía a contar lo que había encontrado por miedo a que le tomaran por loco o incompetente, pues estaba totalmente vacío, no tenía nada en todo el cuerpo más que la herida en la cabeza por la que murió.

La tercera historia llamada Loba cuenta de nuevo una historia que se transmitió de generación en generación. Esta historia va sobre Silvestre, un joven que vivía en Ponte de Aranga, el cual se pasaba el día de caza y de juerga.
Una noche este joven de 20 años fue a Gallado, donde durante una nevada buscó cobijo en la casa de los Revoldás, donde vivía Isaura, la hija pequeña. Silvestre empezó a salir con Isaura a la cual dejó embarazada y con la que dio palabra de casamiento. Pero un día llevó a Isaura a A Coruña (para que abortara, aunque no se menciona tal aspecto) y no se les volvió a ver juntos. Poco después Silvestre se casó con otra chica, Luciana, y el día de la boda de estos, Isaura se acercó cuando salían los novios y le dijo a Silvestre las siguientes palabras: “me debes un hijo. Tú verás cómo me lo pagas” (pág. 57-58). Esa misma noche Isaura apareció ahorcada en un castaño.
Poco tiempo después, Luciana se quedó embarazada, y durante el invierno apareció una manada difícil de cazar. Eran unos 6 o 7 lobos grandes, dirigidos por una hembra de ojos como de hierro candente, como dice la obra. Era la más fiera, y después de lo ocurrido a Isaura, se presupone que esta loba era ella.
Un día, después del nacimiento del hijo de Silvestre, la loba llegó a casa de éste y se llevó al niño de Silvestre en la boca. Cuando la loba y el niño se metieron en un cobertizo, Silvestre sin saber que llevaba a su hijo en la boca, cerró las puertas del cobertizo y lo prendió fuego. Cuando llegó Luciana y los padres de Silvestre para decirle que la loba se había llevado al niño, Silvestre entró al cobertizo pero ya era demasiado tarde para ambos, quienes encontraron la muerte ahí dentro.

La cuarta historia llamada El cumplemuertes, cuenta la historia de un hombre que por tercer año consecutivo recibe un sobre de los que llamaban de luto, donde había escrito “¡Feliz cumplemuertes!”.
La primera vez que le llegó este sobre, pensó que era una broma, pero al año siguiente, el mismo día recibió otro sobre, pero esta vez además de felicitarse el cumplemuerte, es decir, el aniversario del día en que va a morir, le avisaba que ya sólo le mandaría otras dos más. Es entonces cuando decidió cambiar de casa, dejar el trabajo y la ciudad y marcharse a un pueblo donde nadie pudiera encontrarle. A los tres meses, recibió un díptico donde venía su nombre y el año, pero no el de ahora, ni el siguiente, sino el posterior. En este momento se dio cuenta de que no era una broma, sino que era la muerte, pues por mucho que te escondas, la muerte siempre te encuentra. Era su destino y no podía hacer nada contra él.
 Semanas después decidió que algo se podría hacer para evitar al destino, así que se trasladó a una gran ciudad, sin domicilio fijo, pero su última carta llegó. Ahora solo le quedaba un año.
El día de antes anduvo nervioso, y a la noche decidió salir a la calle hasta llegar a una plaza. La mujer que había sentada a su lado le dijo que ella era la que le enviaba las cartas cada año, pues le habían avisado que él moriría hoy, pero no había muerto, ya que “es fácil acertar con los que se dejan llevar, con los que son incapaces de cambiar sus vidas. Pero con aquellos que usan su libertad para tomar decisiones, que son capaces de asumir los resultados de sus actos (…), no es fácil” (pág. 86). Él había pasado de ser un hombre que se dejaba llevar por el camino de la rutina, a actuar con autonomía, a tomar en sus manos su propia vida y su propio destino, y por ese motivo no había muerto.

Esta obra considero que es una obra adecuada para primero de educación secundaria obligatoria, ya que es una obra breve y de fácil seguimiento, que junto con los temas que trata y el lenguaje sencillo que el autor utiliza, hacen que sea una obra atractiva e interesante para lectores a partir de 12 años.


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