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viernes, 23 de enero de 2015

Xavier Docampo, Cuando de noche llaman a la puerta ·.· por Ignacio Yarza


Xavier Docampo, Cuando de noche llaman a la puerta, Ilustraciones: Xosé Cobas, editorial Anaya, Madrid, 1996.




Título original: Cando petan na porta pola noite, Edicións Xerais, Galicia, 1994.
Francisco Xavier Puente Docampo, escritor y maestro, nace en 1946 en Lugo. Entiende la biblioteca como un lugar de encuentro, algo que va más allá del espacio que la configura y en el que encontrar libros y estanterías es solo el comienzo de un viaje apasionante. Por ello lo podemos considerar, además de un animador a la lectura, un formador de lectores.
Su dedicación compagina la Literatura Infantil y Juvenil con la docencia. Ha publicado también novela (O libro das viaxes imaxinarias, Xerais, 2008) y ensayo (Falar e escoitar, Xerais, 1992). En 1995 recibe por la obra que reseñamos el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/entrevista-a-xavier-puente-docampo--0/video/
Pincha en el icono para escuchar una entrevista al autor.

El duende verde
La colección «El Duende Verde» es de aquellas que albergan una voluntad de canon. En este caso, Anaya, la tiene para con la Literatura Infantil y Juvenil. Cuando detrás de un libro existe un proyecto editorial concreto, estudiado, valorado no solo bajo criterios económicos, cabe pensar que existe algo valioso, más allá del dinero. Desconozco qué criterios sigue Anaya, aparte de los que trasluce la lista de 94 publicaciones hasta 1996. En ella aparecen títulos como A bordo de la gaviota (Fernando Alonso),  El hombre que perdió su imagen (Sierra i Fabra), Montes, pájaros y amigos (Montserrat del Amo), o El hijo del jardinero (Juan Farias).

 Xosé Cobas y Xavier Docampo
 Cuando de noche llaman a la puerta
El título es ya una llamada a la imaginación, una excusa o punto de partida: a partir del aldabonazo (o timbrazo, o golpe seco de puño cerrado), es cuando comienza esta historia, compuesta por cuatro relatos, abrigados por una invitación a la lectura y un poema en el que «el autor habla de sí mismo», con voluntad de humanidad.  
«Querido Lector» prepara a la audiencia. Esto que parece un contrasentido, se traduce en escuchar leyendo. «El fenómeno literario es probable que sea más un fenómeno de escucha que un fenómeno de expresión», dice Docampo.  Algo que como bien apunta es discutible, pero que encierra sin duda una verdad inherente al ser humano: necesitamos contar para escucharnos, necesitamos escribir para leernos, necesitamos escribir, escuchar, leer, contar historias (parafraseo algunas ideas del autor en la entrevista enlazada en el icono de la Cervantes).

«El espejo del viajero» es un encuentro fugaz entre dos seres idénticos que acaban tratando de asesinarse. Un desdoblamiento de la personalidad, accesible al lector de 12 años. «El Hornadas» narra, a través del relato que viaja hasta el lector, la historia de Teixo: aquel que junto a otros dos campesinos, asesinó a una vieja y quemó su cadáver. El recurso de contar la historia a través de aquellos que la contaron, permite reencontrarse con el sentido primario de la literatura.

Con «Loba», naturaleza y hombre se enfrentan. Los aullidos atemorizan a una pequeña aldea. La caza. Animales que no llegan a herir por voluntad de atacar a los aldeanos, sino por defenderse de la persecución a que son sometidos. La historia de nuevo contada como algo vivido, que a su vez se transmite de padres a hijos. La visión de la loba: «ojos como de hierro candente». Un final trágico.

Todos los relatos abordan el tema de la muerte. Diferentes perspectivas, motivos, pero todos lo abordan y despliegan la reflexión. «El cumplemuertes» la lleva escrita en el título. Un señor, anónimo, recibe año tras año una misteriosa carta, en la que le felicitan por el día en que va a morir. Algo le evita a este señor el destino fatal: el derecho a ejercer su libertad.

Trabajar estos relatos en el aula de tercer ciclo de primaria o primer ciclo de secundaria, puede permitirnos entablar un diálogo con los estudiantes que explore inquietudes universales: el destino, la muerte, la libertad, el miedo,… Inquietudes como las que el poema final nos revela, imposible de comentar sin repetir lo que bien expresa por sí solo:

TENGO MIEDO…
Cuando de noche llaman a la puerta.
A estar solo cuando no quiero estar solo.
A estar entre mucha gente.
A quedarme solo en el mundo.
A no morir nunca.
A morir pronto.
A morir estúpidamente en una carretera.
A quedar inútil.
A enloquecer.
A que les pase algo a los míos.
A que los que quiero no me quieran.
A perder el gusto por las cosas que me gustan.
A tener que vivir siempre en una ciudad.
A que no haya flores.
A que no haya animales en libertad.
A no poder mirar las estrellas por las noches.
A no poder mirar el paisaje en otoño.
Al mar (desde el mar).
A mirar un día hacia el cielo y no ver pájaros.
A que no haya truchas en los ríos.
A tener que ir a la guerra.
A la guerra, aunque no tenga que ir.
A las almas miserables.
A los que siempre dicen la verdad.
A los que mienten siempre.
A pasar hambre.
A los cuentos de miedo.
A las películas de miedo.
A ir al dentista.
A no tener miedo a nada.
A tener mucho miedo.
Cuando pasa mucho tiempo sin que nadie llame a mi puerta
A…

Gabriel Janer Manila, Samba para un «menino da rua», Edebé, Barcelona, 2000 (126 páginas) ·.· por Ignacio Yarza



Gabriel Janer Manila nació en Algaida, en el Plà de Mallorca, el 1 de noviembre de 1940. De rostro marcado y mirada profunda, sabe abrir los ojos en la oscuridad y rastrear memorias, propias y ajenas, que traslada a sus libros.
Su vocación maestro, y escritor: también. Su sonrisa conoce la posguerra, quizás por ello suena más fuerte, más lejana.
 Se inicia en el mundo editorial con la novela   L'abisme (Palma, Moll, 1969). Su labor como novelista acompaña en paralelo y en perpendicular a su labor como ensayista, narrador infantil y juvenil. Entre Petita memòria d'un mestre del meu temps (Barcelona, Galba, 1975) y Angeli musicanti (Barcelona: Edicions 62, 1984) publica El rei Gaspar (Barcelona, La Galera, 1976) con ilustraciones de Monserrat Torres, obra incluida en la Lista de honor del Premio de la CCEI.
De sus novelas destacamos algunas: Els rius de Babilònia (Barcelona, Edicions 62, 1985); La dama de les boires (Barcelona, Plaza & Janés, 1987); Satan estima Berlín (València, Tres i Quatre, 1990);    La vida, tan obscura (Barcelona, Columna, 1996); o Un peu a la lluna, l'altre a les tenebres (Barcelona, Columna, 2008).
Con su obra Tot quan veus és el mar (Barcelona, La Galera, 1987) con ilustraciones de Mercè Arànega, ganó el Premi de la Generalitat de Catalunya al millor llibre infantil i juvenil 1987 así como el Premio Nacional de Literatura Infantil. Ministerio de Cultura 1988. Fue traducido al castellano, al gallego, al alemán y al neerlandés.
Destaca también una recopilación de cuentos: Contes per als qui dormen amb un ull obert. (Barcelona, Bruño, 1989) con Ilustraciones de Roser Rius.
Cree en la literatura como un rumor consubstancial al ser humano, depositado en la necesidad de contar historias y contarse en ellas. La oralidad irrumpe en sus obras, hasta asentarse cómoda y desdoblar así la voz que narra, a través de múltiples personajes.

Para escuchar al autor, puedes consultar esta entrevista
   
Samba para un «menino da rua»
El rugido de los tambores africanos en pleno Río de Janeiro; las balas pagadas «a tant la peça»; las marionetas de Beto; el fútbol como espectáculo que perpetúa la miseria y a la vez como una contraseña de salvación; el xilofón fabricado con huesos de caballo, o la samba fúnebre cantada por “el Negro”; escenas que transportan, con el rumor de los clásicos, la memoria oral de unos personajes condenados al naufragio.

 Argumento
Río de Janeiro. Una suerte de Babilón contemporánea engulle a Paulinho. Su madre, Benedita Moreira, sale de la favela Rocinha en su busca. Paulinho es el mayor de tres hermanos (Amazoninho y Joan Batista) también perdidos, arrojados a las calles de Río desde los nueve años.
El marco fundamental de la obra queda estructurado por dos capítulos iniciales y dos capítulos finales que recuperan el tiempo de la narración. El interior que dibujan esos cuatro capítulos, está compuesto por dieciséis cajones de historias. Porque eso es un capítulo de Janer Manila: un entramado de historias cruzadas que van asentando el tamiz con que debemos mirar la trama principal.
A lo largo del libro acompañamos a Benedita por los paisajes desolados de su infancia: una guerra, la masacre de su aldea, su huida entrecortada por un romance con un soldado (Luciano, su primer amor), de nuevo la huida (cómo soportar el mero tacto de las manos que asesinaron a su familia), Beto y los títeres en la plaza, el nacimiento de Paulinho,…
Una historia fragmentada por las anécdotas de personajes que aparecen y se desdibujan a través de los recuerdos de Benedita: Doña Mariana, Beto (su segundo marido, con quien traerá al mundo a Amazoninho), Mauro (padre de Joan Batista), Celio dos Santos (entrenador entusiasta y futbolista frustrado), el Negro (sombra o vestigio de la barbarie esclavista, alma de músico y luthier por necesidad).

Variedad de temas
El contraste de una realidad maravillosa con otra cruda, feroz y descarnada, hace que existan diversos puntos de vista, formas distintas de aproximarse al texto y por lo tanto una riqueza considerable de temas a trabajar en el aula. Permite a su vez el acceso a una realidad distante —geográficamente—, y cercana en aspectos puntuales como la miseria en las grandes ciudades, el tráfico de drogas o la corrupción. 
La diversidad, la música, el fútbol, el contraste pobres/ricos, la transculturación, lo que está bien/mal, la venganza, son algunas cuestiones que pueden trabajarse a partir de la lectura del texto. Por su extensión, es una obra que sería difícil trabajar exclusivamente en el aula. Presentar el texto, realizar la lectura de algunos pasajes e introducir así a los estudiantes en ella puede facilitar su lectura individual.

Actividades que pueden ajustarse al aula

  • En colaboración con el departamento de Música, podría organizarse un taller de instrumentos fabricados por los estudiantes.
  • También se puede realizar un debate por temas. Que los estudiantes los conozcan antes de terminar la lectura de la obra y que rastreen aquellos elementos que pueden ayudarles para preparar el debate. En dos sesiones se podría trabajar esta actividad, previa lectura del texto, y sería una forma de evaluar al grupo sin necesidad de recurrir al examen de lectura.


 

Blanca Gallardo Fernández



JIMÉNEZ, Juan Ramón, Platero y yo (1993), Editorial Cátedra, Madrid.
Juan Ramón Jiménez Mantecón nació en Moguer, Huelva, el 23 de diciembre de 1881. Empezó estudiando Derecho en la Universidad de Sevilla, pero nunca acabará sus estudios, puesto que le atrajeron más las artes —literatura y pintura—. Su familia no se opuso, sino que muy al contrario, le apoyaron. 

En 1900 se instala en Madrid, donde conoció a grandes poetas modernistas como Rubén Darío. Tuvo varias crisis depresivas, por lo que su familia decidió ingresarle primero en un sanatorio de Francia y luego en Madrid. En 1916 viaja a Estados Unidos para casarse con Zenobia Camprubí Aymar. Cuando estalla la Guerra Civil española (1936), marcha, junto a Zenobia, a Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico. Estando en este último país, Juan Ramón Jiménez fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura el 25 de octubre de 1956 en reconocimiento del conjunto de su obra. El día 28 de este mismo mes, su mujer fallece, lo que desencadena la soledad y la oscuridad de Juan Ramón Jiménez, recluido en su casa. El 29 de mayo de 1958 muere el poeta, totalmente desolado.  

Su trayectoria poética se suele dividir en tres etapas: la etapa sensitiva (1898-1915), marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo. Su poesía es emotiva y sentimental, donde se vislumbra sensibilidad; la etapa intelectual (1916-1936), en la que emplea la temática del mar como motivo trascendente. Desea alcanzar la eternidad a través de la belleza y la depuración poética; y la etapa verdadera (1937-1958), que recoge todo lo que escribió durante su exilio americano.

Respecto a Platero y yo fue escrita en 1914 y ha sido traducida universalmente. Es una obra complicada de clasificar, ya que reúne dos géneros literarios: lírica y narrativa. Son relatos poéticos que pueden leerse independientemente (aunque guardan un orden cronológico), pero que juntos adquieren sentido para conformar una obra unificada. Los 138 relatos revelan sensaciones, impresiones, reflexiones y recuerdos de Moguer en la etapa infantil de Juan Ramón Jiménez.

La obra presenta una estructura circular y cerrada, pues comienza en primavera y termina en la misma estación del año siguiente. Durante este tiempo vemos cómo se desarrolla la vida del narrador y su compañero Platero, un burrito «pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos», hasta que finalmente muere.  En la obra de Juan Ramón Jiménez cobran un papel fundamental tanto la amistad de los protagonistas, como las descripciones poéticas, los escenarios y los diálogos. 

¿Qué podemos hacer con esta obra en el aula? En primer lugar, acudir al enorme material disperso en la red. Son muchas generaciones de lectores construyendo lecturas y formándose a través de Juan Ramón Jiménez. Las propuestas de otros docentes, las lecturas de otras personas, pueden ayudarnos a la hora de realizar un acercamiento fresco y novedoso a un texto que ya ha cumplido 101 años desde su publicación.

En mi opinión, debe ser el docente el que guíe la lectura. Si lo trabajamos en primaria, no podemos plantearnos la lectura integral del texto. Se podría trabajar a partir de los relatos que más se ajusten a cada nivel, para lo que tendríamos en cuenta, ante todo, la pertinencia de motivos y temas que brindará la lectura en clase. Si nos planteamos una lectura en secundaria o bachillerato, la cosa cambia. Aquí sí será preciso tener un contacto más profundo con la obra. En estos cursos pueden ser los mismos estudiantes quienes seleccionen el relato que desean trabajar. Esto tiene sus riesgos (como que cada alumno lea exclusivamente el relato que le corresponde), pero también sus ventajas: si hay 138 relatos, y tenemos un promedio de 28 estudiantes, nos aseguramos que tendrán un acercamiento bastante significativo a la obra.

La distribución del trabajo en el aula puede ser la siguiente: 1) Lectura conjunta de algunos relatos (por ejemplo: el 1, el 6, el 34, el 49, el 102, el 126 y el 138); 2) Asignación de relatos a trabajar, distintos a los que se han leído en el aula; 3) Exposición oral de los estudiantes.

Se trata de trabajar en paralelo a otras obras, ya que la forma de llevar a cabo esta propuesta precisa de más sesiones que la lectura individual con su correspondiente examen al término de un trimestre. No obstante, me parece más interesante a la hora de acceder al texto esta otra. Los clásicos, si dejan de ser leídos, corren el riesgo de desaparecer y Platero y yo, más a esas edades, corre el peligro de convertirse en meras apreciaciones extraídas de wikipedia. Para evitarlo, lo mejor es que se trabaje en el aula.