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domingo, 4 de enero de 2015

La catedral - Ramón Pérez



La Catedral es una novela publicada en 1999 del escritor y periodista barcelonés César Mallorquí con la que obtuvo el Premio Gran Angular en dicho año. Autor de otras novelas como La Mansión Dax, El coleccionista de sellos El viajero perdido ha trabajado también como publicista y guionista de radio y se caracteriza por ser creador de novelas fantásticas y de ciencia ficción. Su libro La Catedral es una novela histórica con tintes fantásticos.
La Catedral alberga una historia trepidante contada en primera persona por un adolescente del reino de Navarra de finales del siglo XIII. Telmo Yáñez, hijo de un francmasón maestro constructor, es llevado en el día de su decimocuarto cumpleaños a la logia para ser propuesto como aprendiz de masón. A partir de su aceptación como tal dejará de ser un adolescente más y se convertirá, involuntariamente, en el elegido de Dios para salvar el destino de la humanidad.
La historia comienza en Estella, un pequeño pueblo enclavado en la ruta peregrina que desemboca en Santiago. De ahí su nombre, en honor a la estrella de Compostela. Telmo, además de un voraz aprendiz, es un fantástico imaginero en los pocos ratos libres que le dejan las obras de Santo Domingo en las que trabaja mientras el sol brille. Su vida da un vuelco cuando en apenas unos días, su monótono pueblo ve alterada su continua calma con la llegada de un jinete de Francia, primero, y del obispo de Pamplona, después. Ambos con un mensaje de vital trascendencia para nuestro protagonista, el cual desconoce por completo.
El padre de Telmo le hace ver que ha de partir a Bretaña para seguir con su formación; debe efectuar el Tour que él y el resto de aprendices de francmasones realizaron en su juventud. Se trata de un itinerario largo por diferentes poblaciones de Francia con el objetivo de conocer todos los tipos de técnicas y edificaciones para así completar sus estudios. Pero es mucho más que eso, su destino es la villa de Kerloc'h, en Bretaña, donde precisan imagineros ya que se está construyendo una majestuosa catedral y donde debe investigar la desaparición de Thibaud de Orly, un maestro constructor de renombre.
En apenas unos meses Telmo pasa de ser un joven anónimo a enrolarse en una investigación que conforme avance tendrá más dificultad, más intriga y más peligro. Lo que aparentemente es una simple catedral resulta ser un templo financiado por la oscura Orden del Águila de San Juan donde se invoca al anticristo y donde se encubren una serie de asesinatos y desapariciones.
Para su largo trayecto contará con la compañía de tres fieles caballeros templarios que representan a la perfección el papel de colegas de fatigas, excelsamente representado por Cervantes en la figura de Sancho en El Quijote. Además, se cruza con personajes tan variopintos como los valores y las sensaciones que encarnan. El amor adolescente aparece con Valentina, la hija del maestro Hugo de Gascuña, quien acoge a Telmo en Kerloc'h. También aparece la amistad sin condiciones en la figura de Korrigan, un pobre loco que entabla relación con nuestro protagonista. Y, por supuesto, el mal sale a escena con los personajes del Orden del Águila de San Juan (sus mercenarios turcos dirigidos por Corvan/Simón de Valaquia y el jefe de la Orden, Corberán de Carcassone). Este último sufre una transformación, pues pese a conocerse desde el principio de la novela que él era el jefe de tan tenebrosa organización, se comportaba con Telmo casi como un tutor cuando iba a tallar todas las mañanas a su fortificación.
Pienso que esta novela estaría más recomendada para alumnos del segundo ciclo de secundaria por su compleja trama y su amplio tecnicismo -que por otra parte da un realismo atronador- que se evidencia en vocablos como los siguientes: buril, arpillera, gubia, labriego, estabular, cabrestantes, jubones... El autor emplea a la perfección todas estas palabras de la época y, sobre todo, del argot de la construcción para que el lector se sumerja en una realidad que nunca ha conocido. La documentación es amplísima y ello implica que el alumno busque y aprenda mientras lee; ha de saber cuánto equivale el peso de once arrobas o la distancia de siete leguas, incluso la altura de algo que está situado a cuarenta pies del suelo. Sería una gran idea emplear esta obra para llevar a cabo una salida, coordinada con el departamento de Historia, a un museo con el objetivo de conocer mejor la Edad Media.
La Catedral es una historia trepidante, de impecable actualidad pese a desarrollarse ocho siglo atrás, puesto que los valores que refleja relacionados con la adolescencia podrían valer perfectamente en el día de hoy. Y por encima de todos resalta uno, el de la libertad del chico para elegir su propio destino, su propia vida. Su padre, antes de su partida hacia Kerloc'h le recuerda que la decisión es sólo suya, si lo desea puede no emprender esa aventura. Al aceptarlo en la logia le comunica que ser un francmasón conlleva ser un albañil libre y ello lo aplica durante toda la novela. Son claros los ejemplos del concurso de imagineros y el de la talla de San Miguel con Corberán puesto que siempre elige la opción de tallar la figura a su manera, y no según mandan los cánones. Los jóvenes se verán reflejados al reconocer la libertad que tienen para elegir su futuro y la gratitud que esto conlleva. Además, al final de su estancia en Bretaña deja claro que su devenir lo elegirá él rechazando las invitaciones de diversos amigos para irse a vivir a París y Roma.
La identificación del personaje del adolescente Telmo Yáñez con el lector es un éxito. La narración de los hechos en primera persona, sus precisos comentarios y aclaraciones -no sin cierto gracejo- y el torrente incesante de sucesos que le ocurren hacen que la simbiosis sea total.

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